miércoles, 20 de julio de 2016

CUANDO FRANCIA INVADIÓ ALEMANIA. UN CASO MUY POCO CONOCIDO DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Para todos aquellos que disfrutan leyendo historias sobre la Segunda Guerra Mundial, quiero presentarles ahora un caso muy poco conocido que se dio al comienzo de la misma, lo que demuestra, una vez más, que en materia de historia no siempre todo está escrito y los diferentes temas nunca se agotarán, pues siempre aparecen nuevos datos, en ocasiones relevantes (éste no es el caso) que cambian por completo nuestra percepción del tema.

Pero primero es necesario ponernos en contexto.

Tras anexionar Austria a Alemania e invadir Checoslovaquia con la autorización tácita de Inglaterra y Francia, Hitler le echó el ojo a Polonia. El pretexto para una eventual invasión no era difícil de encontrar. Una vez más el Tratado de Paz de Versalles, firmado entre Alemania y los ganadores de la Primera Guerra Mundial, se los brindó sin problemas.

Pérdidas territoriales de Alemania al acabar la Primera Guerra Mundial.
Junto a Danzig se encontraba Prusia Oriental, separada de Alemania por territorio polaco.


Este famoso tratado fue redactado con las patas por hombres deseosos tan sólo de sacar a Alemania del juego político en Europa en beneficio de sus propios países y en realidad provocó muchos más problemas de los que se supone que debía solucionar. Entre otras cosas, al desmembrar el territorio alemán y dividirlo en dos partes, dejó a una renacida Polonia en medio de éstas. Para colmo, insertó la ciudad de Danzig, con la categoría de ciudad libre bajo administración de la Sociedad de Naciones, en medio del pequeño acceso al mar que tenían los polacos. La bronca aquí es que Danzig era una ciudad habitada casi en su totalidad por alemanes.

Así que Hitler no lo pensó mucho, y en cuanto acabó con Checoslovaquia, comenzó a exigirle a Polonia que le permitiera construir una autopista que uniera a Danzig con el resto de Alemania, autopista que, desde luego, estaría bajo control alemán. Los polacos no se chupaban el dedo y estaban conscientes de lo que ello implicaría para la frágil independencia de su país. Así que ni tardos ni perezosos renegociaron sus acuerdos con Francia e Inglaterra para convertirlos en tratados de defensa mutua, en la que ambos firmantes se comprometían a acudir en ayuda del otro en caso de agresión de un tercer país (el "otro" se refiere, obviamente, a Polonia). En el caso de Francia, se contaba ya con un tratado así desde 1921, mismo que tan sólo se confirmó en 1939.

De seguro Hitler se murió de la risa al enterarse de esto, pues sabía que Checoslovaquia contaba con acuerdos similares con los mismos países y éstos no habían dudado en sacrificarla en aras de "la paz mundial". Sin embargo, decidió curarse en salud y, para sorpresa de todos, inició las negociaciones para firmar un pacto con la Unión Soviética, su principal enemigo ideológico, con el fin de evitar pelear en dos frentes en caso de que la agresión a Polonia desencadenara por fin la guerra. Quería evitar lo ocurrido en la Gran Guerra de 1914.

Hecho esto, Hitler elevó el nivel de sus exigencias a Polonia y los soldados alemanes comenzaron a provocar conflictos fronterizos. Confiado en sus recientes alianzas europeas, el gobierno polaco se mostró firme ante las amenazas del Tercer Reich. Por fin, tras fingir un supuesto ataque polaco a un pequeño pueblo fronterizo alemán, las tropas germanas invadieron Polonia el 1 de septiembre de 1939. De inmediato, Francia e Inglaterra trataron de negociar con Alemania su retirada para evitar una guerra general, pero como Hitler siguió adelante, al final ambos países le declararon la guerra el 3 de septiembre. La Unión Soviética se unió a Alemania en la invasión y, después de un mes de resistencia, los dos países se repartieron el territorio del vencido.

División de Polonia entre Alemania y la Unión Soviética.

Y ahora por fin viene lo bueno. La inmensa mayoría de los libros de historia, incluidos los especializados en el tema, nos enseñan que Francia e Inglaterra, a pesar de declarar la guerra, no movieron sus ejércitos, permitiendo que Hitler derrotara a Polonia para después ocupar Dinamarca y Noruega y finalmente atacar a Francia, llevándose entre las patas a Bélgica y Holanda. Este último ataque se realizó en mayo de 1940, es decir, 8 meses después de que comenzara la guerra.

Incluso hay muchos historiadores y escritores de todo tipo, aficionados y profesionales, que se preguntan ¿qué hubiera pasado si Francia ataca a Alemania por el oeste mientras la inmensa mayoría de las tropas nazis se encuentran en Polonia? De hecho, ese era el temor de los generales alemanes y del mismo Hitler. Y es que si Francia hubiera hecho ésto, dicen, Alemania hubiera sido derrotada y se hubiera evitado la Segunda Guerra Mundial. A éste período de inactividad militar en el frente del oeste se le llamó "drôle de guerre" o guerra de broma.

Algunos dicen que Francia no estaba preparada para la guerra, que tenía que movilizar sus tropas y eso llevaría tiempo, que prefería una guerra defensiva confiada en la solidez de la famosa Línea Maginot (serie de fortificaciones a lo largo de la frontera de Francia y Alemania) y otras muchas cosas más.

Bueno, la realidad era que Francia sí estaba preparada para la guerra, que movilizar su ejército no le hubiera llevado más de un par de semanas y que, bajo las órdenes de un grupo de generales viejos y obtusos, sí confiaban plenamente en sus defensas fronterizas. Éstos generales (Giraud, Gamelin, Petain y otros héroes de guerra más) creían que ésta guerra iba a ser igual a la anterior, con trincheras y esas cosas, y que Alemania respetaría la neutralidad de Bélgica y Holanda, cosa que no sucedió.

Sin embargo, ante los desesperados gritos de ayuda de Polonia, los franceses sí decidieron atacar. Pensando en la posibilidad de abrirle a Alemania un segundo frente y así darle a Polonia un respiro, el Alto Mando Francés organizó la llamada "Ofensiva del Sarre". El plan consistía en enviar una pequeña fuerza a ocupar dicho territorio fronterizo alemán, a la que seguiría un gran ejército formado por 40 divisiones, 4,700 cañones y 2,400 vehículos blindados (dentro de esta categoría se incluyen, además de los tanques, todos aquellos vehículos que tengan un cierto blindaje, aunque sólo sean para transporte de tropas). ¡Ni un mísero avión estaba incluido!

La ofensiva del Sarre
Penetración francesa en territorio alemán en septiembre de 1939

Sus servicios secretos (que por cierto nunca fueron muy eficaces), les habían informado que Alemania tan sólo contaba en la zona con 22 divisiones de reservistas y menos de 100 piezas de artillería, así que el éxito parecía asegurado.

Pero los generales franceses actuaron con la misma ineptitud que en mayo de 1940 permitió que los alemanes los derrotaran con suma facilidad. Lanzaron su primer ataque con una pequeña fuerza de avanzada el 7 de septiembre de 1939. Con gran rapidez penetraron por territorio alemán, avanzando el primer día hasta 8 kilómetros en suelo enemigo. Lo que no sabían era que el Alto Mando Alemán había dado la orden a sus tropas de retirarse hasta la cercana Línea Sigfrido, un conjunto de fortificaciones parecida a la Línea Maginot francesa. Eso sí, antes de irse, los alemanes dejaron los caminos llenos de minas explosivas, algo para lo que los franceses no estaban preparados.

Soldados franceses en el pueblo alemán de Lauterbach
Soldados franceses en un pueblo alemán

En realidad, no estaban preparados para nada. Sus cañones eran inferiores a los que los alemanes tenían instalados en la Línea Sigfrido, por lo que fueron abatidos casi de inmediato. Los invasores consiguieron ocupar hasta veinte pequeñas aldeas de escaso valor estratégico y abrir un frente de 32 kilómetros de largo, logros que en realidad eran insignificantes. Cuando llegaron frente a la primera ciudad importante, Saarbrücken, se tuvieron que detener sin poder tomarla.

El 12 de septiembre, los jefes franceses ordenaron detener el ataque y posponer su continuación hasta el día 20, decisión que a los polacos les sentó fatal, con toda razón. Para colmo, las 40 divisiones prometidas nunca fueron enviadas al frente.

El 17 de septiembre la Unión Soviética invadió Polonia, lo que los franceses interpretaron como el golpe decisivo contra sus aliados del este y decidieron retirar la mayoría de sus tropas, dejando tan sólo pequeñas guarniciones en las aldeas ocupadas.

Los alemanes se limitaron a esperar. Vencida Polonia, trasladaron sus ejércitos al oeste y lanzaron una rápida contraofensiva para recuperar el pequeño territorio perdido. Ésta inició el 16 de octubre y terminó el 24 siguiente, con las tropas alemanas ya en territorio francés.

Soldado francés en la aldea alemana de Lauterbach
Soldado francés intentando leer un cartel en alemán

Hitler decidió suspender el ataque para primero consolidar su reciente conquista, reponer las pérdidas de soldados y armamento causados por la feroz aunque ineficaz resistencia polaca, y proteger su abierta frontera del norte, lo que logró con la rápida ocupación de Dinamarca y Noruega, efectuadas en abril de 1940.

Por cierto, ¿sabían que Dinamarca resistió tan sólo dos horas? Pues así es. La invasión alemana comenzó a las 4 de la mañana del 9 de abril y el rey Cristián X ordenó la rendición a las 6. No sabemos si ésto se debió a que Dinamarca tan sólo contaba con 14 mil soldados, la mayoría reclutas, y no tenía tanques, o si lo que ocurrió fue que los agarraron dormidos y cuando se despertaron ya no supieron que hacer. Esto sonará a chiste, pero si tomamos en cuenta que tan sólo hubo pequeños tiroteos en Copenhague, en particular frente al Palacio Real, es lógico pensar que muchos daneses, cuando se despertaron por ahí de las siete de la mañana, se enteraron que habían sido invadidos, derrotados y ocupados mientras ellos dormían plácidamente. Si a mí me invaden a las cuatro de la mañana, yo también los dejo hacer lo que quieran hasta las 7:30 u 8. A mí que me dejen dormir.

Pero retomando el tema original, presentemos las conclusiones. La "ofensiva" francesa fue algo vergonzoso para el país que presumía de tener el mejor ejército del mundo, no sirvió para nada y tan sólo fue un preludio de la derrota que les aguardaba ocho meses después, cuando las tropas alemanas desfilaron bajo el Arco del Triunfo (sin albur) de París. El tan esperado por los polacos segundo frente no se logró abrir y eso significó la condena de Polonia, que sufriría por cinco años toda la barbarie nazi.

Tropas alemanas en París.

Pues ahora ya lo saben. Francia si cumplió con su palabra e invadió Alemania en septiembre de 1939, aunque creo que los polacos tuvieron en realidad muy poco que agradecerles por ello.