sábado, 30 de mayo de 2015

LA EDAD MEDIA SEGÚN WALT DISNEY

En la actualidad, y gracias sobre todo a las películas de Disney, muchas niñas pequeñas sueñan con ser princesas medievales. A los niños no les llama tanto la atención el ser príncipes. En ese mercado específico, los productores cinematográficos han fallado miserablemente. Rapunzel, Cenicienta, la Bella Durmiente, la Sirenita y una larga lista más de "princesas" de caricatura hacen las delicias del segmento femenino de nuestra niñez, contribuyendo además a reforzar estereotipos y roles de género que no son nada sanos para ellas.

Pero lo peor de todo son las mentiras sobre la Edad Media que se presentan en dichas películas, en especial en lo que se refiere a las princesas. ¿Cómo es una princesa de acuerdo a Disney? Bueno, salvo pocas excepciones, viven en Europa, son rubias, hermosas, delgadas, bien vestidas, muy limpias y educadas, viven en hermosos castillos, se casan con los príncipes de sus sueños, son recatadas o muy aventureras, son hijas de reyes a los que les importa mucho su felicidad. Invariablemente conocen a jóvenes príncipes que las rescatan de diversos peligros, desde dragones hasta secuestradores, brujas malvadas o crueles madrastras. Pero eso sí, son muy princesas, pero también barren, limpian la casa, hacen la comida y atienden al marido, del que pasan a ser propiedad desde el momento en que se casan, cuando este regresa de sus labores guerreras o cinegéticas (de pasar el tiempo con los amigotes, vaya).

Ni en sueños fueron así

Sin embargo, la realidad era muy distinta. Ser princesa en la Edad Media nada tenía que ver con la visión edulcorada de las películas. Y no solo en la Edad Media. Hagamos un análisis.

1) Viven en Europa. Bueno, esto no es culpa de Disney, en realidad. Durante mucho tiempo (y es algo que aun no ha cambiado del todo) nos hemos regido por una historia europeizante. Todo gira alrededor de Europa. Los periodos en que dividimos la historia tienen que ver con acontecimientos sucedidos en Europa. Cuando aprendemos historia universal en la escuela, en realidad es historia europea en un 80% o más. Por lo mismo, el concepto que tenemos de Edad Media es el concepto europeo de Edad Media. Este período abarca, años más años menos, de 450 a 1450, dependiendo el acontecimiento que tomemos como base para el cambio de periodo. Y lo que aprendemos en la escuela tiene que ver con el feudalismo, los caballeros, las Cruzadas, el cristianismo y otros tópicos totalmente europeos. ¿Y qué pasaba mientras tanto en América, en Asia, en África y en Oceanía? Bueno, pues eso se enseña de forma marginal y tan solo como antecedente para aprender los temas relacionados con el contacto de esas culturas con Europa. Así que no es de extrañar que las princesas de Disney se sitúen en un mundo europeo.

2) Rubias, hermosas y delgadas. Seguramente hubo alguna hermosa, no lo dudo, pero en general eran como el común de los mortales. Había de todo. Morenas, castañas, pelirrojas, rubias, guapas, feas, gordas, flacas, en fin, como el resto de los mortales. Tenemos que tener en cuenta que el concepto de belleza en esa época no era el mismo que en la actual, por lo que aquí nos encontramos con otra gran mentira de Disney. Sus princesas son delgadas, esbeltas, parecen modelos de Victoria's Secret. Pero en aquella época una mujer gorda era sinónimo de fertilidad y de riqueza. Una mujer flaca hubiera sido rechazada por la mayoría de los hombres al considerar que no es muy apta para tener hijos o que es muy pobre y no puede permitirse comer lo suficiente. Así que las princesas de Disney, en realidad, deberían ser más bien rollizas.

Mucho menos así.

3) Bien vestidas, muy limpias y educadas. Por lo general, no. Tan solo en algunas cortes muy refinadas como la de Constantinopla, las princesas vestían bien. En las cortes europeas de la época, si bien no vestían harapos como las mujeres campesinas, tampoco iban ataviadas con prendas demasiado costosas. La seda era un producto sumamente caro procedente de China y había reyes que no podían costearlo. Y ni hablemos de los nobles, especialmente los de la parte más baja del escalafón aristocrático. Esos en general no solían diferenciarse mucho de sus siervos. ¿Limpias? Ni en sueños. La higiene romana había quedado muy atrás en la Edad Media, en especial gracias a la Iglesia Católica que consideraba el baño como algo demoníaco y pagano. Era un pecado ver el propio cuerpo desnudo, y aunque desde luego para efectos sexuales la inmensa mayoría de los europeos, campesinos, sacerdotes, nobles o reyes, se pasaban esa prohibición por el Arco del Triunfo, lo cierto es que si contribuyó a desterrar los más elementales hábitos higiénicos. Lo normal era que los nobles tan solo tomaran un baño de tina en contadas ocasiones de su vida, como su boda, aunque otros ni siquiera eso, por lo que lo común es que oliesen realmente mal. Y esa costumbre se prolongó hasta bien entrado el siglo XX en las regiones con influencia cultural europea. El Palacio de Versalles, construido entre los siglos XVII y XVIII, ya en la Edad Moderna, tenía cientos de habitaciones y ningún baño. El rey Enrique IV de Francia no tomo un baño en toda su vida. Así que la imagen de la princesa limpia no concuerda en lo más mínimo con la realidad. Por otro lado, como tampoco existía una práctica de higiene bucal, lo normal es que estuvieran chimuelas y las bocas les olieran a alcantarilla por la gran cantidad de caries que tenían. ¿Educadas? Pues salvo muy contadas excepciones como Leonor de Aquitania o Cristina de Pizan, lo normal era que las princesas de la Edad Media ni siquiera supieran escribir su nombre. Había quienes sí, desde luego, y quizá algo más, pero no más allá de lo indispensable para poder llevar bien una castillo. Pero esto era algo que se extendía también a los hombres. Muchos reyes medievales jamás aprendieron a leer o escribir. La cultura era algo que se reducía a un grupo sumamente escaso, en general conformado por monjes y uno que otro erudito laico.

Isabeau de Baviere (detail).jpg
Más bien eran así.
Isabel de Baviera, esposa de Carlos VI de Francia

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O así.
Isabel de Francia, esposa de Eduardo II de Inglaterra.

4) Viven en hermosos castillos. Los castillos de la Edad Media eran básicamente eso, fortalezas defensivas pensadas para soportar asedios y no para ser hogares confortables. Solían ser fríos, húmedos, sin mayor privacidad, casi sin adornos y llenos de piojos, ratas y otras alimañas parecidas. En ellos vivían muchas personas. Los meros meros tenían sus habitaciones separadas, aunque no mucho. Los demás dormían y se reproducían en el suelo, sobre una alfombra de paja sucia, todos mezclados. No había baños, cuando mucho una letrina compartida por todos los habitantes y que se encontraba a la vista de todos ellos también. Con semejantes condiciones de vida las epidemias no eran algo raro.

Letrina en el castillo de Bunratty, Irlanda.


5) Se casan con los príncipes de sus sueños. Ni en sueños. Se casan con quien ordena el rey, su papá. No importa que el esposo sea joven o viejo, guapo o feo, amable o violento, lo que importa es que sea poderoso o tenga algo que el rey necesita, como un territorio estratégico. Las princesas eran simplemente peones en el juego político de los reyes. Solían casarlas con hombres mucho más grandes que ellas. Servían para crear alianzas y vínculos familiares con otros reinos. En muy contados casos existieron princesas que pudieron elegir a sus maridos. En esos casos se trataba de princesas que ya había heredado al morir sus padres y no tener hermanos varones, lo que les daba una mayor libertad. Sin embargo, aun en esos casos, solían buscar como marido a algún rey o noble rico con la fuerza suficiente para ayudarlas a mantener sus dominios a salvo de parientes o vecinos ambiciosos. Una vez casadas, llegaba la noche de bodas. Y al tratarse de princesas reales, ésta contaba con un selecto público compuesto por el arzobispo del lugar y los hombres mas prominentes de la corte, que servían como testigos de que el matrimonio se había consumado, es decir, de que la feliz pareja había tenido sexo. ¿Quién iba a poder concentrarse con un público así? No había nada de romanticismo en ese momento tan especial. Así que la pareja perfecta y romántica creada por Walt Disney de la princesa joven y hermosa que se casa con su príncipe azul, es una mentira más.

6) Por lo demás, vivían encerradas, sujetas al maltrato familiar tan común en una época muy violenta, consideradas tan sólo como peones en las alianzas europeas y como fábricas de herederos al reino, por lo que su vida no era nada envidiable. Una mujer campesina tenía mucho más libertad que una princesa, y era más fácil, aunque tampoco fuera algo común, que ella viviera las aventuras (sin dragones, desde luego) que Disney pone en la vida de las princesas.

Así que ya lo saben, ser princesa medieval no era nada agradable. Solían morir jóvenes a causa de los maltratos y los continuos partos que realizaban en las condiciones menos higiénicas posibles. La expectativa de vida de una princesa no iba más allá de los 30 años, por lo que las casaban desde niñas y tenían su primer embarazo a los catorce o quince años. Una princesa de veinte años ya era considerada como una mujer vieja. Claro que hubo quien duró más tiempo y murió a los 70 u 80 años, pero eso no era lo común. ¿Y saben que es lo peor? Que ese estilo de vida, en muchos de sus puntos, continuó hasta el siglo XIX y principios del siglo XX. A lo mejor ya no las casaban a los catorce años, pero seguían sin poder elegir a su marido. Eran personas sin derechos, consideradas más bien como simples objetos propiedad del marido. ¡Para que sigan soñando con ser princesas!


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