miércoles, 18 de marzo de 2015

LA REPÚBLICA DE FREDONIA

En 1821, año de nuestra independencia, Texas formaba parte de la nación mexicana. Sin embargo, desde que los Estados Unidos compraron la Louisiana a Francia, habían visto con ojos codiciosos ese territorio. En 1819, James Long capitaneó a 75 filibusteros, quienes se apoderaron de la ciudad texana de Nacogdoches. Según William Jay, historiador estadounidense, este incidente puede considerarse como "el primer paso en la carrera de fraudes, falsedades y violencias que condujeron finalmente a la anexión de Texas y a la guerra con México".


Ya desde las postrimerías de la dominación española, el gobierno virreinal comenzó a ver con buenos ojos la colonización de las regiones del Norte, principalmente Texas, por colonos anglosajones. Los únicos requisitos que se pedían eran que se profesara la religión católica y se jurara obediencia al rey de España. Con la independencia, el juramento se haría a México y se agregaría la prohibición de traer esclavos.


México en 1826


Entre los numerosos solicitantes de concesiones de terrenos para colonizar, se encontraba el estadounidense Haden Edwards, quien logró que el gobierno de Coahuila y Texas le extendiera un contrato para establecer a 800 familias en el término de seis años, el 15 de abril de 1825. Dentro de los terrenos que se le otorgaron se encontraba la ciudad de Nacogdoches.


Haden Edwards


Desgraciadamente, el contrato contenía tres cláusulas que podían causar muchos problemas ulteriores, y éstas eran las siguientes:



1) Todas las propiedades que se encontraran dentro de Nacogdoches y tuvieran títulos legítimos de propiedad, deberían ser respetadas por Edwards y éste debía proteger a sus dueños;

2) Se le autorizó a formar una fuerza de milicianos para mantener el orden en la colonia; y
3) Al llegar al número de cien familias establecidas, Edwards debería nombrar un comisionado quien estaría autorizado para expedir títulos de propiedad y fundar pueblos.


Al llegar a Nacogdoches, Edwards violó el contrato de concesión confiscando las propiedades de los mexicanos para otorgarlas a los colonos estadounidenses que venían con él. Posteriormente, impuso como presidente municipal a Chichester Chaplin.







Los mexicanos se quejaron ante el jefe político de Béjar, Juan Antonio Saucedo, quien fue entonces amenazado por Edwards. Saucedo, contando con la aprobación del gobernador de Coahuila y Texas, Rafael González, decidió nulificar todos los actos realizados por Edwards, y el 3 de junio de 1826 el gobierno federal anuló su concesión.



Ante esto, Edwards cambió de estrategia. En unión con su hermano Benjamín y 40 aventureros más se apoderó de Nacogdoches el 20 de noviembre. 



Al enterarse, Saucedo y el coronel Mateo Ahumada se dirigieron a esa población al mando de 200 infantes y 100 dragones, para combatir a los revoltosos. Edwards realizó entonces una alianza con la tribu cherokee, a quienes les prometió tierras, y proclamó la creación de un nuevo país al que, con todo cinismo, llamó la “República Libre de Fredonia” (de freedom: libertad). La bandera era roja y blanca y tenía inscritas las palabras “Independencia, Libertad y Justicia”.


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Bandera de la República de Fredonia


Las otras colonias de angloamericanos, presionadas por Stephen Austin, uno de los colonos más respetados, decidieron no apoyar este levantamiento, pues creían que era prematuro proclamar su independencia de México. Estados Unidos tampoco lo apoyó, al menos abiertamente, debido a la alianza que Edwards había realizado con los indios, aunque no dejó de enviar tropas a la frontera entre ambos países, por si era necesario “ayudar a los mexicanos a restaurar el orden”.



Sin embargo, esta alianza duró poco, pues Saucedo consiguió que los indígenas abandonaran a los colonos rebeldes.



La deserción cherokee se produjo cuando los mexicanos asaltaron Nacogdoches, provocando la rendición inmediata de los estadounidenses. La mayoría fueron hechos prisioneros. Por desgracia, Edwards consiguió escapar rumbo a los Estados Unidos.



Así terminó la historia de la efímera República de Fredonia, que debió de servir para poner sobre aviso al gobierno mexicano sobre la actitud que debía esperar en un futuro de los colonos anglosajones en Texas.



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