martes, 14 de abril de 2015

NO SE HAGAN BOLAS, A MAXIMILIANO SI LO FUSILARON...

Hace algunos años un arquitecto salvadoreño metido a investigador de mitos, llamado Rolando Deneke, anunció a los cuatro vientos un hecho que, supuso, conmocionaría al mundo académico, especialmente en México. Según él, después de quince años de investigación en varios países, entre los que se encontraban Francia, Bélgica, Austria, México y El Salvador, había descubierto la verdad: Maximiliano no había sido fusilado en México en 1867, sino que había sido perdonado en secreto por Juárez y se había ido discretamente a El Salvador, donde cambió de nombre por el de Justo Armas y murió en 1936 a la edad de 104 años.

Maximiliano de Habsburgo

Para asegurar eso, se basa principalmente en lo siguiente:
1) Su bisabuela había conocido a Justo Armas y él oyó la historia por primera vez en la voz de su abuela.
2) Juárez y Maximiliano eran masones y los masones tienen prohibido matarse entre ellos.
3) Maximiliano no comparece en su juicio alegando motivos de salud y poca gente lo ve en sus últimos días.
4) Al momento de la ejecución, un cordón de soldados aleja lo más posible al público asistente y el gobierno contrata a un grupo de campesinos para que formen el pelotón de fusilamiento.
5) El gobierno mexicano tardó varios meses en enviar el supuesto cadáver a Austria y cuando éste al fin llegó, la archiduquesa Sofía, madre de Maximiliano, exclamó: "este no es mi hijo".
6) Justo Armas llega a El Salvador más o menos por la misma fecha en que Maximiliano es fusilado en México.
7) Justo Armas era un hombre muy excéntrico que sabía mucho de protocolo diplomático, pero que siempre andaba descalzo para cumplir una especie de "manda" por haber salvado la vida en un naufragio y la emperatriz Carlota, en uno de sus momentos de lucidez, mandó hacer un grabado que muestra a Maximiliano abrazado a una bandera blanca en un barco que se hunde.
8) Ambos tenían un gran parecido físico, de acuerdo con un estudio de comparación craneo-facial realizado por una antropóloga costarricense.
9) Fue acogido en El Salvador por el vicepresidente Gregorio Arbizu, quien también era masón.
10) Se realizó una prueba de ADN con una muestra tomada de los restos de Justo Armas y otra de una pariente de Maximiliano por la línea materna directa.
11) Un estudio grafológico realizado en Florida aseguró que la letra de los dos hombres era la misma.
12) Justo Armas conservaba en su casa múltiples objetos que habían pertenecido a Maximiliano.
13) Durante la Primera Guerra Mundial, unos emisarios austriacos fueron a El Salvador para tratar de convencer a Justo Armas de que regresara a Austria, pues su hermano estaba muy enfermo y necesitaba un heredero.

Justo Armas

Analizemos estos puntos uno a uno, paso a paso y sin prisas, pero con rigor.

1) Todo comienza por una historia contada por la abuela que a su vez lo escuchó de su madre, es decir, la bisabuela del autor de esta hipótesis. Al parecer, en El Salvador de finales del XIX y principios del XX ya se escuchaba esa historia y algunas personas aseguraban que Justo Armas era Maximiliano. Si en realidad fuera así, y éste estuviera interesado en mantener su secreto a salvo, hubiera sido el primero en desmentirlo, y esto, al parecer, nunca ocurrió. Así que todo quedó en chismes de sociedad.

2) Se afirma que al ser ambos masones, no podían hacerse daño. La verdad es que no sé si los masones tienen alguna especie de voto o juramento que les impida hacer daño a otro masón, pero hay muchos ejemplos de masones que se han hecho daño. Sin ir más lejos, en México el masón Anastasio Bustamante mandó matar al masón Vicente Guerrero y el Congreso Mexicano, en el que había muchos masones, ordenó matar al masón Agustín de Iturbide si éste volvía al país, cosa que sucedió. Benito Juárez y Porfirio Díaz eran masones y se dieron hasta con la cubeta en su lucha por el poder presidencial, Díaz fusiló a O'Horan y Vidaurri, ambos masones, con el beneplácito de Juárez cuando tomó la capital de la República, así que la hipótesis del indulto por motivos masónicos no tiene, en realidad, ningún sustento.

3) Se menciona el hecho de que Maximiliano no acudió a las sesiones del tribunal que lo condenó a muerte, ni siquiera para escuchar la sentencia, alegando motivos de salud. Es cierto que el pretexto de la salud pudo haber sido eso, sólo un pretexto, pero más que ver una conspiración para alejar a Maximiliano de los reflectores y poder preparar así su desaparición, yo me inclino más por otra opción. Maximiliano era miembro de una de las familias reales más antiguas de Europa. De hecho, tan sólo la de Baviera, en Alemania, era más antigua que los Habsburgo. A los miembros de grupos familiares así nunca les gustó ser exhibidos y menos ante un tribunal, pues por muy liberal que hubiera sido Maximiliano era consciente de su pertenencia a una familia acostumbrada a ciertos privilegios, entre los cuales estaba el gozar de impunidad judicial. Así que mejor evitar la vergüenza de verse sometido a los dictados de un tribunal.

4) En este punto, el arquitecto Deneke asegura varias cosas. Tan solo una veintena de personas acudieron como espectadoras al fusilamiento. Aun así, los soldados se encargaron de mantenerlas alejadas estableciendo un amplio cordón de seguridad en torno al pelotón de ejecución. No hubo fotografías del acontecimiento, aunque sí algunos grabados. Los soldados que ejecutaron a Maximiliano, Miramón y Mejía eran campesinos del norte contratados para la ocasión.

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Mal, mal. Es cierto que un cordón de soldados mantuvo alejado al público. ¿Qué querían? ¿Que la gente estuviera a dos metros de los condenados? Si no era un circo, era una ejecución. Por supuesto que hubo más de veinte personas, tal y como lo demuestran los grabados sobre este acontecimiento. Tan sólo la brigada del general Jesús Díaz de León, que estuvo presente en el lugar, tenía 4,500 soldados, además de aproximadamente 400 personas de Querétaro que lo conocían bien, pues Maximiliano solía pasear por la ciudad durante el sitio. Y desde luego que hay fotografías del fusilamiento, además de varios grabados. Por último, eso de que los soldados eran campesinos contratados exprofeso para la ejecución es totalmente falso, pues todos eran veteranos de la guerra contra el Imperio. ¿Qué caso tenía contratar campesinos para ello? Además de que hubieran tenido que entrenarlos en el uso de las armas, no tenía ningún caso. Si el argumento es que no querían a alguien que conociera a Maximiliano, puedo asegurarles que ninguno de los soldados republicanos lo conocía, sin importar su origen geográfico (del norte o del sur de México). Puede que algunos oficiales sí hubieran sido capaces de identificar a un falso Maximiliano, pero los soldados no.

Aquí queda pendiente otro punto. Si no fusilaron a Maximiliano, ¿entonces a quién ejecutaron en su lugar? Deneke no lo dice, a pesar de ser un punto fundamental de la hipótesis. Otras personas han manejado la posibilidad de que el fusilado fue el joven aristócrata austriaco Armin Friedrich Herbert Hilmar Wilhelm Gottfried Freiherr von Hammerstein-Equord, nacido el mismo año que Maximiliano y con un notable parecido físico con él. Pero hay un problema. Este hombre murió en la ciudad de México en mayo de 1867 durante el sitio que le impuso Porfirio Díaz. Así que no tenemos suplente. ¿Entonces? ¿A quién se fusiló? ¿A un cadáver? No lo creo.

Armin von Hammerstein-Equord

5) Deneke asegura que el gobierno mexicano tardó siete meses en mandar el cadáver a Austria utilizando pretextos vanos. No es así. El emperador austriaco exigió la entrega y el gobierno mexicano se negó hasta que se hiciera una petición oficial. La razón era muy simple. Si Francisco José I de Austriahungría enviaba un emisario particular, no le daba al gobierno de Juárez el reconocimiento debido. En cambio, si el gobierno austriaco enviaba una solicitud formal, estaba reconociendo que el gobierno de Juárez era el gobierno legítimo de México y, por lo mismo, el gobierno de Maximiliano no había sido legal. Era una simple cuestión de principios.

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Cadáver de Maximiliano

El cadáver fue sometido a varios intentos de embalsamamiento para preservarlo, pero es cierto que éstos no fueron muy profesionales. Incluso el médico que lo embalsamó en Querétaro aprovechó la oportunidad para vender como reliquias pequeñas partes del cuerpo de Maximiliano. Deneke se aprovecha de la leyenda que dice que la archiduquesa Sofía, su madre, exclamó al verlo: "este no es mi hijo". Pero hasta la fecha no hay ninguna prueba de que haya dicho eso. Además, si vemos las fotos del cadáver, a pesar de los estragos causados por el fusilamiento, el tiempo y las pésimas condiciones en que fue embalsamado, el parecido es innegable, aunque Deneke asegure lo contrario. Maximiliano era el favorito de su madre, y sin embargo, cuando quiso abdicar ésta le escribió diciéndole en pocas palabras que lo prefería ver muerto en México a humillado en Europa. Un Habsburgo no abdica, le aseguró. Cuando el cadáver llegó a Viena y se instaló la capilla ardiente en el palacio imperial de Hofburg, estuvieron presentes sus hermanos, sus primos, tíos y demás parientes, además de muchos dignatarios de la corte y diplomáticos extranjeros que conocían muy bien a Maximiliano. ¿Estaban todos metidos en la intriga? Es ridículo.

6) Aunque no hay constancia de la fecha exacta de la llegada de Justo Armas a El Salvador, si la hay de su presencia en ese país en 1870. ¿Y? Eso no prueba absolutamente nada. No creo que haya sido el único europeo llegado a El Salvador por aquellas fechas. Respecto al nombre, Deneke nos regala una joya de las teorías conspiratorias. Según él, el nombre derivó de una frase de una carta de Juárez en la que: "El archiduque Fernando Maximiliano José de Austria fue hecho justo por las armas el 19 de junio de 1867..." Justo Armas. Sin comentarios.

7) Justo Armas es un hombre que siempre anda elegantemente vestido pero descalzo por una promesa que hizo a la virgen después de sobrevivir a un naufragio y la emperatriz Carlota mandó realizar un grabado en el que se ve a Maximiliano abrazando una bandera a bordo de un barco que se hunde. Justo Armas es un hombre que conoce mucho de protocolo cortesano y diplomático. Otro argumento que no prueba nada. Cualquier aristócrata europeo de la época era experto en protocolo y muchos de ellos, sobre todo los jóvenes, solían escapar unos años de sus países de origen por motivos de deudas, así que no sería raro que éste fuera el caso.

8) Deneke asegura que ambos hombres tienen un gran parecido físico y da como prueba un estudio de comparación cráneo-facial realizado por la antropóloga costarricense doctora Roxana Ferlini Timms. Una vez más, presenta como prueba concluyente algo totalmente circunstancial.

9) Fue acogido en El Salvador por el vicepresidente Arvizu, que era masón. Vuelvo a lo mismo. ¿Y? ¿Eso que prueba? Únicamente que se trataba de alguna persona importante. Nada más.

10) Cuando Deneke tiene por fin la posibilidad de presentar una prueba que, sin ser concluyente, puede ya permitirnos dudar un poco, falla. Logró hacer la prueba de ADN tomando una muestra de los restos de Justo Armas para compararlos con una muestra facilitada por la princesa Elizabeth de Habsburgo y Mithofer, pariente de Maximiliano por la línea materna directa. Pero las muestras tomadas de los restos del señor Armas estaban contaminadas y el resultado no fue concluyente. Y aunque lo hubiera sido. Durante generaciones los Habsburgo tuvieron hijos fuera del matrimonio, por lo que actualmente hay en Europa miles de personas que pueden asegurar que descienden de uno de ellos. Probablemente ese pudo haber sido el caso del señor Armas, pero nada más. Eso no prueba que fuera Maximiliano.

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Tumba de Maximiliano en la cripta de los Capuchinos, en Viena

11) Un experto grafológico de Florida dictaminó que la letra de los dos personajes era la misma, pero se negó a ponerlo por escrito mientras no se le dieran los originales de las cartas utilizadas, pues Deneke sólo le llevó copias. Qué conveniente. Otra prueba meramente circunstancial.

12) Justo Armas conservaba en su casa muchos objetos que habían pertenecido a Maximiliano, como su vajilla y algunos muebles. Muchos coleccionistas los tienen. No es nada raro. Pudo haberlos adquirido en México sin ningún problema. Yo conozco gente que tiene objetos con las iniciales de Maximiliano y Carlota y estoy seguro que no descienden de ellos. Esto tampoco prueba nada.

13) Durante la Primera Guerra Mundial, unos emisarios austriacos fueron a El Salvador para tratar de convencer a Justo Armas de que regresara a Austria, pues su hermano estaba muy enfermo y necesitaba un heredero. Para probar esto, Deneke utiliza una historia que, según su abuela, contaba doña Fe Porth de Rodríguez, hija de Alexander Porth, un austriaco que era dueño del hotel Nuevo Mundo en San Salvador, donde supuestamente tuvo lugar la entrevista. Según esta historia, doña Fe escuchó tras la puerta la conversación en alemán y, aunque nunca se menciona el nombre de Maximiliano o del emperador Francisco José, el señor Armas dice que no piensa volver, que su hermano le hizo renunciar a sus derechos al trono y que no le interesa en lo absoluto recuperarlos. Volvemos a la historia contada por la abuela que, además, no se puede comprobar porque doña Fe ya está muerta y sólo quedan los dichos de sus descendientes. No hay nada por escrito.

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Francisco José I de Austria

Analicemos este último punto. Maximiliano y su hermano el emperador siempre se llevaron mal, pues eran totalmente diferentes. Uno, liberal y romántico, el otro, conservador y autócrata. Tan se llevaban mal que Francisco José acepta que su hermano se vaya a México, muy lejos de Austria, imponiéndole además la renuncia a sus derechos al trono austriaco. En esos momentos Maximiliano era el segundo en la línea sucesoria, pues su hermano sólo tenía un hijo. En 1914, cuando estalla la Gran Guerra, Francisco José es un hombre viejo que ya no puede hacer frente con energía a los asuntos del gobierno. Ha perdido a su hijo, a su esposa, a sus hermanos y a su sobrino Francisco Fernando, cuyo asesinato en Sarajevo fue la chispa que terminó por incendiar Europa. Su heredero es un sobrino nieto, el archiduque Carlos, que se convertirá a su muerte en el último emperador de Austria. Cuesta trabajo creer que en esos momentos Francisco José prefiriera buscar a su supuesto hermano, tan viejo como él, para ofrecerle la corona de un imperio que se está derrumbando a pedazos, en lugar de preferir a un heredero joven con más energía. Ahí lo dejo.

En pocas palabras, Deneke no presenta una sola prueba sólida de su dicho, sino puras pruebas circunstanciales sin mucho valor. Así que mientras no consiga algo más contundente, seguiré creyendo que Maximiliano murió fusilado en el Cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867.

Para terminar, una pequeña reflexión. Supongamos sin conceder que lo dicho por Deneke fuera cierto. Eso no cambiaría en nada la historia de México. La República triunfó y Juárez volvió a la capital en su calidad de presidente. Nunca más hubo un intento monárquico en México y la forma republicana de gobierno se consolidó y es hasta la fecha la forma de gobierno que tenemos, con muchos altibajos democráticos desde luego, pero República al fin. Así que en caso de comprobarse, la hipótesis de Deneke no pasaría de ser una simple anécdota en nuestra historia, sin ninguna repercusión seria.

Ahí se los dejo. Que cada quién saque la opinión que quiera.



1 comentario:

  1. Exacto, si Maximiliano no fue fusilado y era Justo Armas, no cambia nada la historia de México, todo lo contrario, deberían condecorar a Benito Juárez por ser un hombre inteligente, brillante y compasivo, que pudo matar dos pájaros de un tiro: por un lado, mató al emperador, y por otro, dejo libre al hombre abandonado que estaba solo. Sin ser masón se puede concluir que matar a un hombre a mansalva (abandonado y solo) era demasiado injusto. Benito Juarez era masón, podía ver más claro la injusticia. Eso hace comprender lo que dijo Juárez en su discurso: "HOY NO PUEDEN COMPRENDER LA NECESIDAD DE ELLA (INDULGENCIA), NI LA JUSTICIA QUE LA APOYA: AL TIEMPO ESTA RESERVADO APRECIARLA".

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