lunes, 5 de agosto de 2019

CÓMO USAR EL TONALPOHUALLI... PARA DUMMIES

Como de seguro todos saben, porque es algo que se aprende en el jardín de niños, el Tonalpohualli es el calendario sagrado de los mexicas formado por trece meses de veinte días cada uno, con un total de 260 días. ¿Ya se acordaron?

¿No? ¿Pues a que kinder fueron? Bueno, ese es problema de ustedes y no mío. Por si no lo saben o no lo recuerdan, aquí se los voy a mostrar y les voy a enseñar a calcular su fecha de nacimiento en él. Interesante, ¿o no?

Antes que nada, es preciso decir que el Tonalpohualli o calendario lunar, también era llamado "la cuenta de los destinos" y era diferente al Xiuhpohualli o "cuenta de los años", que se formaba por 18 meses de 20 días cada uno, con un total de 360 días más cinco días llamados nemontemi (nefastos). ¿Ahora si lo recuerdan?

El Tonalpohualli servía para conocer el destino de las personas y quién era el dios que regía su vida, además de decidir cuál sería su nombre.

Tras esta breve introducción, ahora te voy a enseñar a utilizar este calendario, tal y como en su momento me lo enseñó a mí mi querido maestro el doctor en arqueología Blas Castellón Huerta, hace ya veinte años, por lo menos.

Para obtener los años se usa una combinación de cuatro signos (que representan los años) y trece números. Los signos son los siguientes:

Acatl (caña).
Tecpatl (pedernal).
Calli (casa).
Tochtli (conejo).

Con eso se forman ciclos de trece años. Para que se repita un año tienen que pasar 52 años. Esto se llamaba Xiuhmolpilli, que quiere decir "atadura de años". Veamos:

1 Acatl                1 Tecpatl                 1 Calli                     1 Tochtli
2 Tecpatl             2 Calli                     2 Tochtli                 2 Acatl
3 Calli                 3 Tochtli                 3 Acatl                    3 Tecpatl
4 Tochtli             4 Acatl                    4 Tecpatl                 4 Calli
5 Acatl                5 Tecpatl                 5 Calli                     5 Tochtli
6 Tecpatl             6 Calli                     6 Tochtli                 6 Acatl
7 Calli                 7 Tochtli                 7 Acatl                    7 Tecpatl
8 Tochtli             8 Acatl                    8 Tecpatl                 8 Calli
9 Acatl                9 Tecpatl                9 Calli                      9 Tochtli
10 Tecpatl          10 Calli                   10 Tochtli                10 Acatl
11 Calli               11 Tochtli               11 Acatl                   11 Tecpatl
12 Tochtli           12 Acatl                  12 Tecpatl               12 Calli
13 Acatl              13 Tecpatl               13 Calli                   13 Tochtli


Si seguiste con cuidado la tabla, verás que después de 13 Tochtli continúa 1 Acatl. ¿Lo tienes?

Para los días, se utilizan 20 signos y 13 números, pero no te preocupes si ves los nombres de los cuatro signos de los años aquí también. Se vuelven a utilizar, así que no sufras. De esta forma, con esta combinación, para que se repita el nombre de un día tienen que pasar 260 días. Por otro lado, el nombre de una persona era el del día que nacía y su signo era el que encabezaba la respectiva trecena que vimos arriba.




SÍMBOLODIOS ASOCIADO AL SÍMBOLO
Cipactli (lagarto)Tonacatecuhtli18293104115126137
Ehecatl (viento)Quetzalcoatl29310411512613718
Calli (casa)Tepeyollotl31041151261371829
Cuetzpallin (lagartija)Huehuecoyotl41151261371829310
Coatl (serpiente)Chalchihuitlicue51261371829310411
Miquiztli (muerte)Tecciztecatl61371829310411512
Mazatl (venado)Tlaloc71829310411512613
Tochtli (conejo)Mayahuel82931041151261371
Atl (agua)Xiuhtecuhtli93104115126137182
Itzcuintli (perro)Mictlantecuhtli10411512613718293
Ozomahtli (mono)Xochipilli11512613718293104
Malinalli (hierba seca)Patecatl12613718293104115
Acatl (caña)Tezcatlipoca13718293104115126
Ocelotl (jaguar)Tlazolteotl18293104115126137
Cuauhtli (águila)Xipe Totec29310411512613718
Cozcacuauhtli (buitre)Itzpapalotl31041151261371829
Ollin (movimiento)Xolotl41151261371829310
Tecpatl (pedernal)Chalchihuihtotolin51261371829310411
Quiahuitl (lluvia)Tonatiuh61371829310411512
Xóchitl (flor)Xochiquetzal71829310411512613


Ahora vamos a ver cómo se calcula una fecha actual en el Tonalpohualli.

Las reglas son las siguientes:

Vamos a tomar como ejemplo el 30 de junio de 1975.

1.- El año del calendario europeo se divide entre 13 y el residuo (al que le sumamos 3) nos indica el numeral del año indígena.

1975 entre 13 nos da 151 y nos sobran 12. A esos doce le sumamos tres para obtener 15. Pero como sólo podemos usar hasta el número 13, ese quince se convierte en dos, pues recuerden que la cuenta se repite (...12, 13, 1 {14}, 2 {15}...). Si nos hubieran sobrado 4, por ejemplo, le sumamos 3 para obtener 7 y ese es nuestro numeral. Pero como aquí sobró doce y al sumarle tres nos da quince, por eso se convierte en dos. ¿Entendieron la razón?

Así que el numeral de nuestro año es 2.

2.- El año del calendario europeo se divide entre 4 y el residuo (sin sumarle nada) nos indica el signo del año indígena.

1975 entre 4 nos da 493 y nos sobran 3.

Ya sé que estás pensando, "bueno sí, ¿pero a que signo corresponde cada maldito número? No me lo has dicho". Ya lo sé. No seas impaciente. Esta es la correlación:

0 = Tecpatl.
1 = Calli.
2 = Tochtli.
3 = Acatl.

Como estás dividiendo entre 4, lo único que te puede sobrar es 0, 1, 2 y 3. Ningún otro número.

En nuestro ejemplo, al sobrarnos 3, éste corresponde a... a ver, díganlo. Muy bien, a Acatl.

Así que 1975 es 2 Acatl en el Tonalpohualli. ¿De acuerdo? Continuemos.


3.- Ahora, para poder conocer el día que buscamos, debemos primero encontrar el primer día del año indígena que corresponde al 13 de febrero. Para ubicar esa fecha en el cuadro enorme que les puse allá arriba y que de seguro no entendían para que rayos servía, debemos regresar al año indígena que ya tenemos, en este ejemplo, 2 Acatl. ¿Lo tienen?

Muy bien, ahora, en el cuadro enorme de arriba, debemos buscar el signo que continúa de Acatl (o del signo que les haya salido en su propio ejercicio) y el numeral anterior al 2 (considero inútil recordarles que debe de ser el número anterior al número que les haya salido en su propio ejercicio). En mi ejemplo, como es 2 Acatl, lo que debemos ubicar en la tabla es 1 Ocelotl. Eso quiere decir que en el ejemplo que yo estoy poniendo, el 13 de febrero corresponde a 1 Ocelotl. Espero que me sigan.

A partir de ahí, hay que ponerse a contar casillas hacia abajo y a la derecha hasta encontrar la fecha que buscamos. "Pero, ¿cuánto debemos contar?", si ya sabía que me iban a preguntar eso. Bueno, pues es muy fácil pero a la vez puede ser un poco pesado. Ahí les va la explicación:

En mi ejemplo, yo busco el 30 de junio, ¿verdad? Bueno, pues en primer lugar tengo que ver cuántos días hay entre el 13 de febrero y el 30 de junio. Veamos, febrero tiene 28 días (recuerden que los indígenas no usaban eso de los años bisiestos), así que ahí tenemos 15 días, más 31 días en marzo, más 30 días en abril, más 31 días en mayo, más 30 días en junio. Eso nos da un total de 137 días, que es el número que debo de contar a partir de 1 Ocelotl (que corresponde al 13 de febrero de 1975).

Conociendo este dato me voy a la tabla de arriba y usando mi dedito me pongo a contar hasta llegar al número 137 que en este caso corresponde a..., déjenme ver,... 8 Ozomatli. Eso significa que el 30 de junio de 1975 corresponde al 2 Acatl 8 Ozomatli. ¿Quedó claro? A ver, si es cierto, ahora háganlo ustedes con la fecha que quieran (Espero que hayan notado que en la tabla cada columna tiene 20 casillas, lo que facilita mucho el trabajo a la hora de contar, pues van sumando de veinte en veinte).

Si lo que están buscando es su fecha de nacimiento, es bueno que sepan que el signo del día sería también el nombre que les pondrían y les indicaría quien es su dios protector. En otras palabras, la persona que hubiera nacido el 30 de junio de 1975 (no tengo idea quién pueda ser) se llamaría Ozomatli (en español le diríamos el mono, el chango, el primate o como ustedes prefieran).

Espero que se hayan fijado que en la tabla viene el nombre de los dioses asociados a cada signo. Bueno, pues por último, voy a decirles, de forma muy somera, de que eran dioses cada uno de ellos, usando el Diccionario de Mitología y Religión de Mesoamérica, escrito por Yolotl González Torres y publicado por Larousse.

Tonacatecuhtli: Es el señor de nuestra carne o señor de los mantenimientos. Es una de las deidades creadoras dentro del mundo Nahua.

Quetzalcóatl: La Serpiente emplumada es uno de los dioses más famosos de Mesoamérica. Los nahuas lo asociaban con la fertilidad, con el viento (Ehécatl) y con el planeta Venus (Tlahuizcalpantecuhtli). También era el patrono de los sacerdotes.

Tepeyollotl: Es una de las diferentes advocaciones de Tezcatlipoca. Se le asocia con las montañas y con los temblores. Se le representaba con un jaguar.

Huehuecóyotl: El coyote viejo. Junto con  Macuilxóchitl, es el dios del canto y de la danza para los nahuas.

Chalchihuitlicue: La de la falda de jade, es la diosa de los lagos y los ríos, patrona de los nacimientos y protectora de la navegación costera.

Tecciztécatl: El caracol marino. Era el dios de la Luna y se le representaba como un hombre viejo con barba (sí, con barba) que lleva en su tocado un caracol. Por cierto, al parecer era medio cobarde. Investiguen ustedes por qué.

Tláloc: Es otro de los dioses más famosos de Mesoamérica. Es el dios de la lluvia y, por lo mismo, patrono de los campesinos.

Mayahuel: Es la diosa del pulque y del maguey.

Xiuhtecuhtli: El señor precioso o señor del año. Es el dios del fuego y del año y, al parecer, es la deidad más antigua de Mesoamérica.

Mictlantecuhtli: El señor del Mictlán. Junto con su mujer, Mictecacíhuatl, era el dios que reinaba en el inframundo.

Xochipilli: La flor preciosa. Es el dios de las flores, de la danza, de los juegos y del amor. Si no guardabas el ayuno en sus fiestas, te castigaba con enfermedades ahí donde ya sabes (en los genitales, pues).

Patécatl: Es el dios que descubrió como fabricar el pulque, así que espero sean agradecidos.

Tezcatlipoca: El espejo humeante. Era uno de los dioses más importantes de los mexicas (de los aztecas, pa'que entiendan). Es una de las deidades creadoras y contraparte de Quetzalcóatl. Ambos crearon a la Tierra y luego, con Huitzilopochtli, creó el fuego y a los seres humanos.

Tlazoltéotl: Era la diosa del amor carnal (del sexo, vaya) y de la suciedad.

Xipe Totec: Nuestro Señor el desollado. Se la asociaba con la fertilidad, la primavera y la renovación de la vegetación. Era el patrón de los orfebres.

Itzpapálotl: La mariposa de obsidiana. Era una deidad estelar de las tribus nómadas del norte.

Xólotl: Era el gemelo de Quetzalcóatl, por lo que se le consideraba patrono de los gemelos. También era medio cobarde. Investiguen.

Chalchihuihtotolin: Era un dios asociado con diversas enfermedades y plagas. Así que no era muy querido.

Tonatiuh: Es el dios del sol.

Xochiquetzal: La flor quetzal. Diosa de la belleza y del amor, era patrona de los quehaceres domésticos, de las tejedoras, de los orfebres, de los pintores y de las prostitutas. Los diversos relatos que hablan sobre los diferentes amoríos que tuvo son bastante divertidos.


Bueno, pues espero que esto haya sido de su agrado y no dejen de informarme si pudieron encontrar su fecha de nacimiento.

La mía es 11 Acatl 8 Tecpatl.


jueves, 1 de agosto de 2019

ESTO SÍ ES CRISIS Y NO PAYASADAS: ALEMANIA EN EL PERÍODO ENTREGUERRAS

Yo soy de esa generación conocida en México como "generación de crisis", pues desde que nací a principios de los setenta, con cada nuevo gobierno mexicano he vivido crisis económicas (en mayor o menor grado, desde luego). Pero en realidad los mexicanos somos muy chillones, porque crisis, lo que se dice crisis, no la hemos padecido en realidad. Y si no me crees, te voy a contar un fragmento de la historia de Alemania para que sepas lo que es una auténtica crisis y no payasadas, con una hiperinflación de miedo.

Después de la Primera Guerra Mundial, Alemania se vio envuelta en una serie de acontecimientos que cambiaron por completo su forma de vida. En 1919 se transformó en república, desapareciendo así las diferentes dinastías reales (algunas de ellas milenarias, como la de los Wittelsbach en Baviera) que habían gobernado en su territorio con anterioridad a esa fecha. La reciente unión que se había logrado en 1870 se vio rápidamente cuestionada y en serio peligro de terminar. La república de Weimar no consiguió hacerse respetar y se vio obligada a enfrentar un gran número de golpes provenientes de todos los frentes. Monarquistas, comunistas, nacionalsocialistas, católicos, luteranos, todos se oponían a ella.


Por otro lado, las fuertes indemnizaciones de guerra y las diferentes crisis económicas mundiales que se desataron a principios y finales de los años veinte provocaron en Alemania una gran miseria y un gran resentimiento hacia los países aliados (principalmente Francia e Inglaterra), pues para mucha gente ellos, junto con los políticos republicanos, eran los culpables de la grave situación económica. Y es que la crisis en Alemania se desató de forma incontrolable. La inflación llegó a niveles escandalosos dándose inclusive el caso de que los billetes se imprimieran por un solo lado para ahorrarse tiempo y tinta.

Todas estas circunstancias fueron aprovechadas por Hitler y su partido nacionalsocialista para convencer a los alemanes de que sólo ellos podrían devolverle al país su antigua grandeza. La crisis económica no fue el único factor que contribuyó al ascenso de Hitler al poder, pero si fue, sin duda alguna, uno de los que más lo favorecieron.


EL TRATADO DE VERSALLES

Al final de la Primera Guerra Mundial, Alemania, dándose cuenta que sus fuerzas estaban por llegar al límite de resistencia aunado a un enorme descontento popular que se estaba traduciendo en huelgas obreras e inclusive movimientos revolucionarios, decidió solicitar la paz a los aliados. Éstos se reunieron en el palacio de Versalles, a las afueras de París, donde el 4 de noviembre de 1918, establecieron las condiciones preliminares de paz para Alemania. El armisticio se firmó pocos días después, el 11 de noviembre con lo que oficialmente terminó la guerra.

Sin embargo, la Conferencia de Paz inició sus sesiones hasta el 18 de enero de 1919, bajo la presidencia de George Clemenceau, y a los delegados alemanes se les permitió llegar hasta el 28 de abril.

Alemania fue duramente castigada. El 30 de abril de 1919 los alemanes se vieron obligados a ceder Shantung (en China) a los japoneses y el 6 de mayo la Conferencia de Paz dispuso de las colonias africanas alemanas, asignando el África Oriental Alemana a Inglaterra, el África Sudoccidental Alemana a Sudáfrica y Togo y Camerún a Francia.

Conferencia de paz en el Palacio de Versalles. 1919.


Tras duras negociaciones, el 22 de junio de 1919 la Asamblea Nacional de Weimar autoriza la firma del Tratado y el 28 siguiente los delegados alemanes firman el Tratado de Paz de Versalles.

La República de Weimar tuvo que aceptar las condiciones impuestas por los aliados, que incluyeron el pago de cuantiosas indemnizaciones, la pérdida de aproximadamente el trece por ciento de su territorio y la ocupación del Sarre y el Rin por las fuerzas aliadas. Entre otros territorios, Alemania perdió el Schleswig, transferido a Dinamarca el 5 de julio de 1920; Eupen y Malmedy, transferidos a Bélgica el 20 de septiembre del mismo año; Danzig, proclamada ciudad libre el 9 de noviembre siguiente; Alsacia y Lorena, recuperadas por Francia; y la Silesia Superior, cedida a Polonia.

En Versalles, Alemania y sus aliados fueron obligados a reconocerse culpables de iniciar la guerra, lo que pronto sería acremente atacado por la propaganda nazi como “la extorsión por la mentira de la culpa de la guerra”. Pero la firma del Tratado de Paz no incluía a todos los aliados, pues Rusia no lo hizo sino hasta el 6 de mayo de 1921, y los Estados Unidos hasta el 25 de agosto del mismo año.


SURGIMIENTO DE LA REPÚBLICA DE WEIMAR

El 9 de noviembre de 1918, estalló la revolución en Berlín, provocando la renuncia del primer ministro, el príncipe Max von Baden y la abdicación del káiser Guillermo II, quien se refugió en la vecina Holanda. Ese mismo día se proclamó la República y un Consejo de Delegados del Pueblo asumió el poder.


El 25 inmediato, tuvo lugar en Berlín una reunión de los representantes de los nuevos gobiernos estatales, que decidieron la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, idea que fue combatida de inmediato por un grupo anarquista conocido como “los espartaquistas”. Éstos realizaron una revuelta en Berlín el 5 de enero de 1919, misma que fue aplastada por el gobierno provisional con ayuda del ejército. Por estas fechas, se creó el Partido Nacionalsocialista, aunque en su origen fue un grupo residual y Hitler todavía no formaba parte de él.


El 19 de enero del mismo año, se realizó la elección de la Asamblea Nacional, encargada de redactar una constitución para la nueva república. Esta Asamblea se integró por una mayoría socialdemócrata, con 163 escaños; el centro, con 88; los demócratas, con 75; los nacionalistas, con 42; los socialistas independientes, con 22; y otros grupos más pequeños, con 31.

Una vez electa, la Asamblea Nacional se reunió en la ciudad de Weimar. El 11 de febrero de 1919, Friedrich Ebert fue elegido primer presidente de la República Alemana.

Pero la nueva república se vería pronto amenazada por la secesión de varios de sus estados. El 1 de junio de 1919 se proclamó la República del Rhin, instigada y apoyada por Francia, que luego habría de caer debido a la hostilidad de sus habitantes. Al poco tiempo, en Baviera surgió una república comunista, independiente del gobierno de Berlín. Sin embargo, todos estos intentos de desmembrar a Alemania, terminaron por fracasar.

Se proclama en las calles la República de Weimar

En el ámbito político, la situación no era más halagüeña, a pesar de que el 31 de julio de 1919 se adoptó la Constitución de Weimar. Como si fueran presidentes mexicanos del siglo XIX, los primeros ministros alemanes se sucedían de forma ininterrumpida tras un corto período en el poder: Scheidemann, en 1919; Gustav Bauer, socialista, hasta 1920; Hermann Müller, quien renunció el 8 de junio del mismo año; Konsantin Fehrenbach, quien se retiró en 1921 y fue sustituido por Julius Wirth, del partido Católico del Centro, quien se mantuvo hasta 1922; Wilhelm Cuno, hasta 1923; Gustav Stresemann, quien no logró terminar ese año y fue sustituido por Wilhelm Marx, de tendencias centristas. Éste renunció el 26 de mayo de 1924 tras fracasar las negociaciones sobre la unión de nacionalistas y moderados y fue sustituido por Hans Luther. En los siguientes años, las cosas no cambiarían.

Al mismo tiempo, los intentos de golpe de estado se convirtieron en algo recurrente. El que tendrá más trascendencia para la historia posterior de Alemania, aunque en ese momento no se viera así, fue el protagonizado en Munich por Adolfo Hitler y el general Ludendorff, del 8 al 11 de noviembre de 1923 y que terminó con Hitler en la cárcel Todas estas circunstancias, provocaron un gran debilitamiento de la república, lo que sería aprovechado después por los nacionalsocialistas para acceder al poder y desaparecer formalmente el primer intento alemán por constituir un gobierno republicano y democrático.


EL ASUNTO DE LAS INDEMNIZACIONES DE GUERRA


Uno de los principales puntos del Tratado de Versalles, era el referente a las indemnizaciones de guerra que Alemania debía pagar a los aliados, principalmente a Francia, Inglaterra, Italia y Bélgica. El asunto en cuestión provocaría fricciones entre estos países por más de 14 años.

El 21 de junio de 1920, el Supremo Consejo Aliado ordenó a Alemania hacer 42 pagos anuales de indemnización, pero los alemanes solicitaron que éstas fueran revisadas por un consejo que se reunió en la ciudad de Spa del 5 al 16 de julio del mismo año.

Al no ponerse de acuerdo, los alemanes y los aliados se reunieron una vez más a finales de ese año en Bruselas, pero será hasta la Conferencia Aliada de París, celebrada del 24 al 29 de enero de 1921, que se fijarán las indemnizaciones que debería pagar Alemania, y que ascendieron a la suma de 6,650 millones de libras.

A pesar de ello, el 8 de marzo de 1921, las tropas francesas ocuparon Düsseldorf y otras ciudades del Ruhr, porque Alemania no había realizado los primeros pagos. Esto obligó al gobierno alemán a declarar su imposibilidad de pagar 600 millones de libras de indemnización que adeudaba hasta el 1 de mayo del mismo año.

Por su parte, los ingleses promulgaron una Ley de Recuperación de Indemnizaciones, que el 24 de marzo impuso un 50 por ciento de aranceles a los productos alemanes, con el fin de obligarlos a pagar las indemnizaciones de guerra.

El 11 de mayo, Alemania aceptó esta especie de ultimátum aliado, y comenzó a realizar sus pagos, por lo que los aranceles británicos a productos alemanes bajaron al 26 por ciento.

Estas fuertes erogaciones realizadas por Alemania, aunado a la ocupación del Ruhr y del Sarre por las tropas aliadas, obligaron al gobierno de Berlín a proclamar el estado de emergencia, mismo que se prolongó del 29 de agosto al 16 de diciembre de 1921. Durante este primer período de crisis, los alemanes consiguieron un acuerdo con Francia para realizar el pago de las indemnizaciones en especie. Ello, sin embargo, no evitó que el 12 de noviembre de 1921, se diera una rápida caída del marco alemán.

El 16 de diciembre, Alemania solicitó una moratoria de pagos que fue aceptada en enero de 1922 por la Conferencia Aliada de Cannes. A pesar de ello, Francia volvió a insistir en el pago, por lo que firmó un acuerdo con los alemanes para que éstos le pagaran con materias primas. Ante esto, en agosto del mismo año la Comisión de Indemnizaciones aceptó la propuesta belga de que Alemania pagara con bonos del Tesoro.

Pero una vez más, Alemania se vio imposibilitada de pagar, por lo que en enero de 1923, tropas francesas y belgas ocuparon el Ruhr para presionar a Alemania. Ésta decidió reaccionar con una política de resistencia pasiva que exacerbó al gobierno francés, aumentando por ello el boicot contra Alemania. Así, la economía germana se paralizó.

Soldados franceses en el Ruhr


La situación comenzó a mejorar para Alemania cuando se firma un Tratado Germano-Norteamericano de Comercio y Amistad el 8 de diciembre de 1923, lo que provocó un cambio de actitud por parte de los ingleses, quienes decidieron reducir los aranceles a productos alemanes al 5 por ciento, consiguieron la aprobación de un préstamo internacional para Alemania en 1924 y, por último, celebraron un acuerdo comercial con este país. Además, el 3 de abril de 1925, Inglaterra derogó la Ley de Recuperación de Indemnizaciones.




Al quedarse solos, los franceses y los belgas iniciaron el retiro de sus tropas de la región del Ruhr. Después de ello, todo permaneció en relativa calma hasta 1929, año en que se apruebó el Plan Young. Este Plan estipulaba que los alemanes deberían de realizar pagos anuales hasta el año de 1988. La cuantía de estos pagos se basaba en las deudas de guerra que los aliados habían contraído entre sí, además de los subsidios destinados a cubrir las reparaciones por daños de guerra, especialmente en Francia. Los resultados fueron unas cifras que iban subiendo durante treinta y seis años desde unos 1,600 millones de marcos a unos 2,300 millones; en los últimos veintidós años, los pagos cubrirían únicamente las deudas de guerra, desde unos 1,600 a unos 1,700 millones de marcos. Una parte de estas anualidades debía ser transferida en moneda extranjera inmediatamente; el remanente podía ser aplazado si el estado del marco lo requería así. El 13 de agosto de 1929, en la Conferencia sobre Indemnizaciones de La Haya, Alemania aceptó el plan Young y los aliados decidieron evacuar el Rhin.

Pero presionado por los nacionalsocialistas, que contaban cada vez con más poder dentro del Reichstag, el gobierno alemán declaró en 1932 que Alemania no podría seguir ni seguiría pagando las indemnizaciones. Ante el temor de una nueva guerra, los antiguos aliados transigieron y, por fin, el 9 de julio de 1932, en la Conferencia sobre Indemnizaciones de Lausana, Alemania aceptó la propuesta de un último pago condicional de 3,000 millones de marcos. Pocos meses después, Adolf Hitler se convertiría en canciller de Alemania, dando inicio a la peor pesadilla posible.


LA CRISIS ECONÓMICA DE 1922 Y 1923

Al término de la Primera Guerra Mundial, Alemania se encontraba física y moralmente agotada. Eso, aunado a las enormes sumas que los aliados exigían como indemnizaciones, había trastornado la vida alemana. Hasta 1922, la inflación había estado asociada a una cierta prosperidad. La masa de dinero en circulación creó un alto nivel de demanda y, en cuanto se hizo evidente que estaba en marcha una drástica inflación, los que tenían dinero se mostraron cada vez más deseosos de convertir su dinero en bienes con un valor real. De esta manera se estimuló aun más la inversión y el consumo. La producción industrial aumentó rápidamente, mientras el paro se reducía de forma drástica. En 1922, el promedio de desempleados registrados era sólo de 77,000 personas.

Billete de un billón de marcos


Pero la ocupación francesa de la cuenca carbonífera del Ruhr, como consecuencia de la resistencia pasiva del gobierno germano al pago de las indemnizaciones, aceleró la caída del marco alemán. Una inflación desenfrenada devastó a la economía de la República de Weimar en 1922 y 1923, anulando pronto a la mayoría de las grandes fortunas privadas. Los precios subían tan rápidamente que, al final, el salario diario de un obrero alcanzaba quizás para un cuarto de mantequilla cuando lo recibía. Como las imprentas del gobierno seguían emitiendo papel moneda en cantidades astronómicas, el valor del marco se deterioró hasta el punto de llegar a valer 136,000,000,000 marcos por un dólar.

Por estos motivos, el 26 de junio de 1922 el gobierno autorizó un decreto de emergencia para proteger la economía. Sin embargo, la crisis continuó cada vez con mayor fuerza. Para septiembre de 1923, los intereses bancarios se elevaron en Alemania al 90 por ciento, y en octubre del mismo año, el valor del marco baja a 10,000 millones por libra.

Billete de cien billones de marcos


Billetes de banco sobrecargados muchas veces de cifras fantásticas (diez mil millones, cien mil millones), etiquetas de precios cambiadas tres veces al día en los escaparates de las tiendas, remuneración en especie a los funcionarios y empleados y retroceso al sistema primitivo del trueque, son algunos de los principales aspectos de aquel hundimiento del marco que terminó provocando una profunda revolución social.

Al enorme grupo de desempleados de la industria, pronto se agregó una muchedumbre igualmente densa: la de los desposeídos. Hacendados despojados de los bienes raíces por su granjero, que adquiría una gran posesión por el precio de un pedazo de manteca; oficiales sin sueldo agrupados en cuerpos de mercenarios dispuestos a sostener un golpe de estado; jóvenes separados de sus familias; estudiantes reducidos a mendigar en los jardines públicos para poder proseguir sus estudios; en fin, una nueva plebe burguesa poco resignada a una miseria que nunca había conocido.

En las primeras fases de la inflación, la caída del marco era seguida con ávido interés en Berlín. Un aviso en una tienda indicaba que “no se cambiarán billetes de 10,000 marcos”. Denominaciones tan pequeñas rápidamente caían en desuso. Las grandes empresas emplearon canastos de lavandería para recoger de los bancos voluminosas cargas de dinero recientemente emitido. Tan pronto como los obreros recibían su salario –con frecuencia al término del día- sus esposas se precipitaban hacia las tiendas para convertir el dinero en comestibles, antes de que los precios subieran más.


Billete de mil millones de marcos


La inflación supuso un beneficio para los productores y, sobre todo, para los propietarios directos de los medios de producción y, por otro lado, una pérdida para los que poseían bienes con un valor monetario fijo y para los que dependían de salarios fijos. Los trabajadores asalariados resultaron muy afectados. Así, en 1922 los sueldos de los más altos funcionarios del gobierno apenas rebasaron un tercio de su nivel real de 1913. Durante el período de inflación, los pensionistas se vieron reducidos a condiciones de extrema miseria. Asimismo, aquellos que habían prestado dinero a interés fijo, quedaron arruinados, ya que sólo podían recuperar sus créditos en papel sin valor. En vez de hallarse en posesión de una renta segura, únicamente tenían papel inútil y sin ningún valor real.

Todo aquel que antes de la inflación o durante ésta fue capaz de conseguir en préstamo una suma fija de dinero y convertirla en bienes sólidos, no hizo de hecho más que apoderarse de los recursos de aquellos que le concedieron los créditos.




Curiosamente, los bancos continuaron prestando dinero a los industriales en condiciones que no tomaban en cuenta el proceso inflacionario, por lo que la inversión experimentó un gran auge en los primeros meses de la inflación. Los fabricantes dedicados a la exportación lograron grandes beneficios, ya que el descenso de la cotización internacional del marco fue un proceso más rápido que el aumento de los precios interiores alemanes.

Finalmente, el círculo vicioso fue roto con la introducción de una nueva moneda dura basada en el valor de los bienes raíces, en noviembre de 1923. Esta moneda fue puesta en circulación el 15 de noviembre de 1923, junto con la apertura del Rentenbank, cuya finalidad era poner a prueba y estabilizar la economía alemana.











Por desgracia, al terminar la inflación se redujeron las grandes inversiones y se puso fin a la ilimitada demanda de bienes del período inflacionario. De inmediato, la actividad económica decayó sensiblemente y el desempleo aumentó, afectando a más de la cuarta parte de los trabajadores en activo a finales de 1923.


LA CRISIS ECONÓMICA DE 1930-1933

A principios de 1924, los aliados, que cada vez lo eran menos, presentaron el Plan Dawes impulsado por los Estados Unidos, cuya finalidad era, entre otras cosas, el saneamiento de las finanzas alemanas, comenzando por la estabilización de su moneda. En virtud de este Plan, se concedió a Alemania un importante préstamo internacional, utilizado por el presidente del Reichsbank, Dr. Schacht, para estabilizar el marco e introducir el patrón oro. Así, a fines de ese año, Alemania se encontraba ya en vías del restablecimiento económico, pues al sanear su moneda, la Banca internacional volvió a abrirle el crédito, por lo que los industriales obtuvieron innumerables empréstitos a corto plazo.

Niños alemanes jugando con fajos de billetes.


Por otro lado, en 1926 Alemania consiguió ser aceptada como miembro de la Sociedad de Naciones, recibiendo un puesto permanente en el Consejo. Esto provocó que el país comenzara a recibir un trato muy diferente por parte de los antiguos aliados. El efecto del cambio se dejó sentir inmediatamente. El pueblo quería la paz, y en cuanto comenzó a tener empleo, disminuyeron los conflictos interiores y se atenuó la guerra civil que amenazaba a la República. No es de extrañar que en esos años el nazismo perdiera fuerza política y electoral de forma considerable.

A partir de ese año, y con excepción del “Viernes Negro” (13 de mayo de 1927), en que se derrumbó por poco tiempo el sistema económico alemán, y hasta 1929, la producción industrial se incrementó, alcanzando en 1927 un nivel superior al de 1913. Las ganancias de los obreros aumentaron en casi un tercio entre 1925 y 1929. Alemania llegó a tener ocupada a casi toda su población activa, bordeando realmente el pleno empleo. Se fundaron una multitud de fábricas nuevas y se construyeron impresionantes complejos industriales. Otras fábricas fueron reconstruidas o modernizadas. Nuevas máquinas y nuevos métodos de trabajo enriquecieron el aparato de la producción. Krupp, que durante la guerra sólo construía material bélico, se dedicó a producir máquinas agrícolas, cajas registradoras, acero para la marina mercante, etc. La Gutehoffnung-Hütte, la empresa alemana más fuerte en la producción de acero, empleó veinte millones de dólares en la reforma de su estructura productiva.

La fila para comprar el pan.


Pero este crecimiento económico estaba basado en los préstamos exteriores, principalmente de los Estados Unidos. Por ello, durante la caída de la bolsa de Nueva York en 1929, la afluencia de capitales a Alemania disminuyó sensiblemente. El resultado fue que se redujo la inversión y se crearon las condiciones para una crisis de gran envergadura en la balanza exterior de pagos. Así, a pesar de que Alemania poseía una de las industrias más modernas del mundo, se vio sumergida en la gran depresión de la economía mundial. El gran industrial alemán Krupp von Bohlen, decía con toda razón que “fabricar es una cosa y vender, otra”. Alemania fabricaba en grandes cantidades, pero los mercados internacionales, afectados por la crisis, no podían comprarle.

La depresión comenzó en 1929. La pobreza de las clases bajas se hizo crítica. Las personas hacían largas colas para el pan en los centros industriales y la gente desempleada recogía carbón entre los desechos de las fábricas.


Empapelando una pared con billetes.


El marco se vio sometido a grandes presiones. El gobierno respondió adoptando violentas medidas deflacionarias para mantener bajos los precios en el interior de Alemania y conservar la cotización de la divisa. Se excluyó la devaluación, imponiéndose un superávit presupuestario ante el temor de que ésta hiciera renacer la inflación de 1923.

Bajo el gobierno de Brüning, en 1930-1932, los sueldos de los funcionarios fueron reducidos en una quinta parte y se impuso una reducción salarial general del diez al quince por ciento, mientras se aumentaron los impuestos y se redujeron los subsidios de paro. La demanda de productos industriales se vio reducida por la fuga de capitales, el descenso de la demanda de exportaciones resultante de la crisis económica a nivel mundial y la deliberada política gubernamental.

En 1923 una barra de pan costaba 460 millones de marcos.


Por otro lado, el 11 de mayo de 1931, la quiebra del Kreditanstalt austríaco inició el colapso financiero en Europa central, y el 13 de julio del mismo año, la bancarrota del Danatbank alemán causó el cierre de todos los bancos del país, hasta el 5 de agosto.

La producción industrial descendió a cerca de un cincuenta y ocho por ciento de su nivel de 1928-1929. El paro afectó a más de seis millones de trabajadores. En julio de 1932, cerca de la mitad de los obreros sindicalizados estaba desempleado. Pero el desempleo no afectó únicamente a los obreros industriales, sino que se extendió a los empleados que pertenecían a la clase media. La caída de la demanda golpeó a tenderos, artesanos y pequeños comerciantes, debido a que su posición era sumamente delicada, ya que las grandes inflaciones de los años anteriores habían terminado con sus ahorros.

Recolección de billetes alemanes devaluados para su reimpresión.


El Estado se encargaba, a pesar de todo, de sostener a las personas desempleadas a través de subsidios. Con ello, el obrero alemán podía alimentarse con pan, patatas y verdura. Una vez a la semana podía comprar carne, y a veces hasta recibía alguna mantequilla. Pero el seguro de paro sólo era eficaz durante los primeros seis meses. Después, el Estado se olvidaba de los desempleados y la manutención de éstos quedaba a cargo de la beneficencia municipal. Entonces la ayuda quedaba reducida a lo mínimo. Ya no había carne ni mantequilla. La dieta del desempleado se reducía así a patatas y verduras.

Además de los desempleados, había muchos obreros que sólo trabajaban tres o cuatro horas diarias. A muchos otros se les había reducido el jornal. De esta forma, en 1930 Alemania se convirtió de nuevo, como en 1923, en una nación de mendigos.

Saliendo a comprar leche.


La política deflacionaria del gobierno había conducido a una contracción del crédito que hizo aun más vulnerables a los pequeños negocios. Por consiguiente, los miembros de esta clase se vieron enfrentados no sólo al peligro de perder las comodidades de que disfrutaban, sino al temor de que su estatus quedara reducido; lo temible para ellos era disminuir al rango de la clase obrera.

Además, la agricultura en Alemania se encontraba en estado crítico. A pesar de los aranceles proteccionistas, los precios de los alimentos cultivados eran considerablemente reducidos. En 1930, los productos agrícolas alemanes se vendían en un trece por ciento por arriba de su precio de 1913, mientras que los demás bienes de consumo habían aumentado en un sesenta por ciento. Esto provocaba que los agricultores se encontraran muy endeudados y se vieran en dificultades para poder pagar sus préstamos. En 1932, la producción agrícola alemana se vendió en el sesenta y cinco por ciento de lo obtenido en 1928.

¿No hay leña? No te preocupes, aquí hay unos cuantos billetes...


Bajo estas circunstancias, en 1932 los nacionalsocialistas llegaron al poder. Hitler fue nombrado canciller, pues supo aprovechar el enorme resentimiento que había contra los políticos tradicionales de derecha y el miedo de la clase media alemana a los comunistas.

Los años posteriores a 1933 fueron años de resurgimiento y expansión económicos. El paro desapareció casi en su totalidad. El promedio de desempleados registrado en 1932 era de 5.5 millones de personas, mientras que en 1938 se había reducido a menos de medio millón. Esto se consiguió principalmente ampliando la política de concesión de créditos a los industriales mediante certificados de exenciones fiscales, en especial a aquellos dispuestos a admitir mano de obra adicional.

Hitler aumentó el gasto para realizar importantes obras públicas, principalmente carreteras, además de invertir grandes sumas en el rearme del ejército. El resultado de todo esto fue un desarrollo económico sostenido que primero alcanzó los niveles de los años anteriores a la depresión y después los superó. Asimismo, se fomentó el ahorro privado mediante el mantenimiento del alto nivel impositivo de la época de la depresión, y se controlaron los precios, mientras los salarios, fijados por comisarios nombrados por el gobierno en vez de por la negociación entre sindicatos y patronos, fueron congelados.

Gente cochina que tira sus billetes a la calle...


El pleno empleo y el alto nivel de los precios al interior de Alemania (el marco no fue devaluado para evitar que se desencadenara el pánico por una posible inflación) hicieron descender las exportaciones y estimularon las importaciones. Este proceso se vio frenado por cuidadosas medidas para controlar las divisas y restringir las importaciones. Junto con esto, se tomaron una serie de acciones dirigidas a desarrollar el comercio bilateral con Europa sudoriental y América Latina. Alemania compraba alimentos y materias primas a unos precios superiores a los del mercado mundial y pagaba en marcos bloqueados que sólo podían ser usados para comprar en Alemania; gracias a esto, la hegemonía económica alemana quedó pacíficamente implantada en el sudeste europeo. A principios de 1939, más de la mitad de las exportaciones de Bulgaria, Yugoslavia y Hungría y más de un tercio de las de Grecia, Turquía y Rumania, afluyeron a la renovada Alemania.

De esta forma, el nivel de vida en Alemania volvió a alcanzar los niveles de 1928, que había sido uno de los años más prósperos, lo que permitió al gobierno aumentar significativamente el gasto destinado al rearme del ejército alemán. Así, este rearme pudo combinarse con un alto nivel de vida y de seguridad en el empleo para el pueblo alemán; sin duda, el nivel de vida podía haber sido más elevado si el Estado hubiera utilizado una proporción más reducida del presupuesto para el armamento, pero de cualquier forma, el pueblo alemán estaba razonablemente satisfecho.

¡Vendo y arreglo aparatos eléctricos a cambio de comida!


En 1938, sin embargo, la situación económica se tornó crítica nuevamente. La depresión mundial de 1937 comenzaba a llegar a Alemania, a pesar de que los controles sobre precios y salarios consiguieron reprimirla en parte. Sin embargo, la escasez de mano de obra, tanto en el campo como en la industria, la volvieron sumamente peligrosa. De esta forma, la balanza de pagos en Alemania fue deficitaria en 1938.

A Hitler no le quedaban más que tres opciones. La primera consistía en disminuir el ritmo del rearme, pero para Hitler esto era algo inaceptable. La segunda era limitar el consumo privado introduciendo una verdadera economía de guerra, con severo racionamiento e incluso un nivel impositivo más elevado. Sin embargo, los nazis sabían que la popularidad del régimen dependía del mantenimiento de un alto nivel de vida. La tercera opción, era la guerra. Un rápido triunfo militar podía asegurar el dominio alemán sobre Europa antes que el proceso económico hiciera imposible financiar su máquina de guerra. Además, las conquistas podrían significar un aumento en las materias primas, alimentos y mano de obra sin necesidad de conseguirlos mediante divisas, y podría proporcionar una justificación para introducir una economía de guerra si esto fuera necesario.

Hitler decidió entonces comenzar la guerra.

Y ya para terminar, aunque la crisis alemana fue terrible y la hiperinflación llegó a niveles de miedo, ésta no ha sido la peor crisis sufrida por un país. Aquí te dejo una interesante tabla elaborada por Iván Carrino, para que comprendas lo que digo.