martes, 17 de julio de 2018

Y HABLANDO DE NUEVO DE LA ESTUPIDEZ HUMANA...

El domingo 22 de junio de 1941, a las 3:15 de la madrugada, cerca de tres millones y medio de soldados alemanes más casi un millón de soldados húngaros, croatas, rumanos, fineses, italinos y eslovacos, cruzaban la frontera entre el Tercer Reich y la Unión Soviética violando el Pacto de No Agresión que ambos países tenían firmado. Comenzaba así la llamada Operación Barbarroja, la mayor ofensiva terrestre de la historia.

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Europa antes de comenzar la Operación Barbarroja

Los soviéticos se vieron sorprendidos y fueron arrollados de una forma increíble. Aunque Stalin estaba consciente de que tarde o temprano Hitler lo iba a atacar, no creyó que fuera tan pronto, por lo que cuando le llegaron los primeros informes de la invasión no les dio mucho crédito.

Este acontecimiento ha sido narrado de forma muy amplia en infinidad de libros y artículos, por lo que aquí quiero tan sólo asentar las pérdidas económicas y humanas que provocó. Como ya es sabido, en esta guerra se dio la batalla más mortífera (Stalingrado), la batalla en que más soldados participaron (Kursk) y el sitio más sangriento (Leningrado) de la historia. Los alemanes permanecieron en suelo soviético hasta agosto de 1944, más o menos, cuando fueron expulsados y les tocó sufrir a su vez una invasión de los soviéticos.

Terminada la guerra, llegó el momento de evaluar los daños. La URSS fue sin duda el país más afectado. He aquí unas estadísticas:

En el territorio ocupado por los alemanes vivía el 40% de la población soviética, sobre todo ucranianos, bielorrusos, rusos, moldavos, lituanos, letones y estonios.

En dicho territorio se destruyó de forma parcial o total 1.710 ciudades y 70.000 aldeas, dejando sin hogar a 25 millones de personas al demolerse casi 6 millones de viviendas.

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Stalingrado

Además se perdieron 13.000 puentes (la mitad de los existentes en esos momentos en todo el territorio soviético), 2.078.000 kilómetros de líneas telefónicas y telegráficas, 216.000 comercios, tiendas, restaurantes y negocios generales, así como 31.850 fábricas y plantas generadoras de energía.

A eso hay que añadirle 90.000 máquinas cortadoras de metal, 65.000 km de vías férreas de las 122 mil que había, 4.100 estaciones ferroviarias, 36.000 oficinas de correos, telégrafos y comunicaciones, 16.000 locomotoras y 468.000 vagones (muchos de éstos fueron enviados a Alemania), 175.000 máquinas para trabajar metales, 34.000 martillos de forja y prensas troqueladoras, 2.700 perforadoras de carbón, 15.000 taladros neumáticos, 62 altos hornos, 213 hornos de reverbero, 45,000 telares, 3.000.000 de husos textiles.

Y si nos vamos al sector agrícola y ganadero, los daños también fueron devastadores: 98.000 koljoses o granjas agrícolas cooperativas, 1.876 “sovjoses” o granjas agrícolas del estado, 2.890 estaciones de máquinas y tractores, 285.000 establos y cobertizo para ganados de los koljoses, 505.000 hectáreas de huertas, 153.000 hectáreas de viñedos 7 millones de caballos de 11,6 millones existentes, 17 millones de bovinos de 31 millones existentes, 20 millones de cerdos de 26 millones existentes y 27 millones de ovejas, además de 137.000 tractores, 49.000 cosechadoras, 46.000 sembradoras a tractor y 35.000 trilladoras.
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Los alemanes destruyeron o dañaron seriamente 82.000 escuelas primarias y secundarias, 1.520 escuelas secundarias especializadas, 427 museos (entre ellos el famoso Hermitage que fue bombardeado sin piedad), 167 teatros, 43.000 bibliotecas populares, 334 institutos de educación superior, 605 institutos de educación científica, 33.000 policlínicos, dispensarios y clínicas ambulatorias, 6,000 hospitales, 976 sanatorios y 656 casas de descanso.

En conjunto, los daños materiales sufridos por la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial se calculan en 1.890.000 millones de rublos calculado a precios anteriores a la guerra o 357.000 millones de dólares estadounidenses.

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Claro que todo eso palidece frente a los 16 millones de soldados muertos (13 millones rusos y 3 millones alemanes) y los 14 millones de civiles rusos asesinados (entre ellos casi 3 millones de judíos). Para colmo, se estima en casi 10 millones el número de civiles rusos de cuya suerte jamás se supo, lo que eleva las pérdidas humanas en Rusia a casi 37 millones de rusos y 3 millones de alemanes.

Pero para ser justos (si es que en algo como esto se puede hablar de justicia), hay que decir que no todos los rusos muertos fueron a manos de los alemanes, pues también muchos fueron asesinados por órdenes directas de Stalin, en especial ucranianos y bálticos, y otros más murieron de frío o de hambre.

En otra ocasión hablaremos de las pérdidas sufridas por China durante la invasión japonesa en esta misma guerra mundial.

Y todavía decimos que somos seres civilizados...

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