viernes, 4 de septiembre de 2015

DON PORFIRIO, EL PORFIRISMO Y EL PORFIRIATO

Últimamente la figura de Porfirio Díaz ha vuelto a saltar a los reflectores. La colocación de una estatua (la primera) de este controvertido personaje en Orizaba a generado muchas críticas y, también hay que reconocerlo, algunas alabanzas y muestras de apoyo. Todo genero de comentarios se han hecho al respecto, aunque si hay que decir que la mayoría han sido negativos.
Por otro lado, han surgido artículos en algunos blogs y revistas especializadas en los que se trata de presentar las benevolencias del régimen encabezado por el general oaxaqueño por más de treinta años. Si bien algunos están bien escritos y presentan argumentos serios, la mayoría son francamente malos, tendenciosos y mentirosos.

Es por eso que ahora que entramos al mes de septiembre en el año en que se cumplen los 100 años de la muerte en el exilio del dictador parisino, creo justo escribir algo al respecto. Y digo dictador, porque aunque les duela a algunos, eso es lo que fue.

El método que voy a utilizar es el siguiente: analizaré uno por uno los principales tópicos que se han manejado sobre este personaje, dando mis argumentos y mi opinión al respecto.

1) Porfirio Díaz fue un héroe porque defendió a México frente a los franceses durante la intervención de ese país en nuestros asuntos internos. Este es un punto en el que todos los historiadores suelen estar de acuerdo, aunque algunos exageren a favor o en contra su actuación en dicho evento.

Así que partimos de lo siguiente: Díaz si luchó contra los franceses, negar eso sería ser estúpido. Pero también es cierto que sus méritos de campaña han sido algo exagerados, en especial desde la aparición de historiadores como Enrique Krauze y sus corifeos. Este grupo de historiadores pretenden presentar a Porfirio Díaz como el mejor general republicano de esa época, lo cual es un poco exagerado. Díaz combatió básicamente en la zona de Oaxaca, sur de Puebla y sur de Veracruz, regiones en donde la presencia francesa no era tan numerosa, pues la mayoría de sus tropas se encontraban combatiendo en el norte del país. Batallas como las de Miahuatlan o La Carbonera en realidad fueron pequeños enfrentamientos en los que las tropas francesas combatían al lado de soldados mexicanos imperialistas.

El joven Porfirio Díaz


Otros puntos que suelen pasarse por alto son los siguientes: Porfirio Díaz cayó prisionero por lo menos en tres ocasiones y en las tres escapó; y cuando el mariscal Bazaine recibió la orden de Napoleón III de comenzar la evacuación de las tropas francesas, se rumora que inició negociaciones con Porfirio para venderle algunas de las armas que los franceses no podrían llevar consigo. Por menos que eso crucificaron a Santa Anna. No se sabe realmente hasta donde llegaron dichas negociaciones, si es que se llevaron a cabo, pero el rumor existió.

El 2 de abril de 1867 las tropas republicanas a las ordenes de Díaz tomaron por asalto la ciudad de Puebla, uno de los últimos bastiones imperialistas, hecho de armas que, durante el Porfiriato, se conmemoró hasta la exageración, presentándolo como algo decisivo en la derrota final del Segundo Imperio Mexicano. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Díaz contaba con un ejército superior en número al de los defensores, por lo que realmente su acción no fue tan heroica. Lo que le urgía era tomar Puebla para poder cerrar el sitio de la ciudad de México y tener así algo que presentar al gobierno ante la inminente caída de Querétaro y la captura de Maximiliano y sus principales generales, ello a pesar de que en reiteradas ocasiones Mariano Escobedo le solicitó su presencia en el sitio de Querétaro, pues por estrategia esa ciudad era más importante que la capital de la República.

Una vez capturado el emperador, Díaz mantuvo el cerco sobre la capital de forma intencional, pera poder erigirse como el campeón de la República. Su conducta en dicha guerra, si bien no careció de actos heroicos y audaces, tampoco fue tan decisivo como recientemente se quiere presentar. Mucho mejores hazañas llevó a cabo Escobedo.

2) Díaz se rebeló contra la reelección de Juárez y la de Lerdo, enarbolando la bandera de la No Reelección, aunque después traicionó sus ideales. En realidad Díaz nunca tuvo ideales, le interesaba el poder y ya. Habló de la No Reelección porque sabía que era un tema que gustaba, pero él nunca creyó en ella. Tan es así que muchos de sus más cercanos colaboradores en esos momentos se distanciaron luego de él cuando adivinaron sus verdaderas intenciones. Me refiero a hombres como Justo Benítez o Irineo Paz, que sin romper del todo con el régimen (no eran tontos) si se distanciaron del gobierno. La verdad es que Porfirio Díaz llegó al poder mediante una rebelión contra un gobierno legalmente constituido, encabezado por Sebastián Lerdo de Tejada, que si bien no era el más popular, sí tenía mucho más claro el significado de términos como democracia, elecciones, legalidad y libertad de prensa y de expresión.

Sebastián Lerdo de Tejada

3) Porfirio Díaz pacificó al país después de décadas de rebeliones, golpes de estado y guerras extranjeras. Bueno, también esto es falso. No en balde la poca prensa opositora que sobrevivía los embates del régimen, la llamaba "La Paz de los Sepulcros". Hay que reconocer que Díaz puso fin a la época en que cualquier general con mando de tropas se sentía con derecho a ocupar la presidencia (pero no olvidemos que él llegó de esa forma al cargo) y que eso permitió que las actividades económicas en el país volvieran a florecer (aunque no de forma muy equitativa que digamos). Sin embargo, para ello Díaz se encargó de coptar o asesinar a todos aquellos que pretendían disputarle el cargo, así fuera en un proceso electoral o mediante un levantamiento. Un ejemplo de lo segundo es el caso del general Trinidad García de la Cadena, asesinado arteramente para evitar que le disputara el poder al oaxaqueño y a pesar de haber sido amigo y partidario de éste. O el famoso caso del "Mátalos en caliente", en el que el general porfirista Luis Mier y Terán asesinó a una serie de jóvenes lerdistas (partidarios del expresidente Lerdo) en Veracruz.

Trinidad García de la Cadena

Claro que no siempre asesinaba. En otros casos prefería comprar con cargos públicos a posibles opositores. Quizá el caso más sonado fue el de Manuel Romero Rubio, exministro de Relaciones Exteriores de Lerdo y cabeza visible del partido lerdista, a quien nombró Secretario de Gobernación después de casarse con su hija, a la que le llevaba más de treinta años, Carmen Romero Rubio.

El país se pacificó, es cierto, pero casi siempre fuera del estado de derecho. A los opositores políticos y a los bandoleros se les daba generalmente el mismo trato, prisión o ejecución, muchas veces sin juicio previo. ¿Entonces para que servían las leyes? 

Por otro lado, durante su larga dictadura ocurrieron numerosas rebeliones populares, especialmente indígenas, que fueron reprimidas con lujo de violencia. Porfirio Díaz era un hombre cruel que no dudaba en matar ni siquiera a sus mejores amigos. Así que eso de "un largo período de paz", no es más que una burda mentira.

4) Porfirio Díaz trajo el progreso material al país. Sería de necios negar todos los avances en el progreso material del país que se dieron en ésta época: ferrocarriles, puertos de altura, teléfono, electricidad, industria, minería y una larga lista de avances más. Sin embargo, también es de necios negar que este progreso benefició a un grupo muy pequeño, pues la mayoría de la población continuó viviendo en la pobreza más absoluta.

El régimen de Díaz se prestó a múltiples abusos de parte de la clase dirigente. Ejemplos sobran y no tiene caso mencionarlos por ser muy conocidos. La élite se sabía intocable mientras no se enfrentara al poder público. Y en premio a esa sumisión, el presidente los nombraba diputados o senadores.

Porfirio Díaz en el cenit de su poder

Por otro lado, el progreso siempre estuvo enfocado a lo material y nunca a lo social. Si bien es cierto que con la llegada de Justo Sierra al ministerio de Educación se lograron algunos avances como la creación de la nueva Universidad Nacional en 1910, la mayor parte de la población siguió siendo analfabeta. El racismo era mucho, el pobre no tenía la mínima defensa ante el embate del rico, los pueblos indígenas eran sistemáticamente arrasados. Las compañías deslindadoras de "terrenos baldíos" se encargaron de despojar, en beneficio de los grandes hacendados, a los pueblos de las tierras que poseían desde tiempos coloniales y en algunos casos desde antes.

En esas circunstancias, sin libertad política ni social, ¿de qué servía el progreso material? Voy a contarles una anécdota que desnuda perfectamente el comportamiento indigno de esa élite. Todos los mexicanos sabemos muy bien, al menos hasta mi generación, lo que son los Judas, esos muñecos que se quemaban en la Semana Santa. Pues bien, en cierta ocasión, durante el Porfiriato, un grupo de miembros del Jockey Club, agrupación a la que pertenecían los miembros masculinos más ricos del país, decidió fabricar su propio Judas para esas fechas. Hasta aquí todo bien. Pero estos dandys decidieron también colgar monedas de oro (a todos ellos les sobraban) en el traje del muñeco. Una vez terminado, se dio aviso al público, especialmente a los miembros más pobres de la ciudad. Cuando la masa popular se congregó frente al edificio del Jockey Club (actualmente el Sanborn's de Los Azulejos) y bajo el Judas que estaba colgado en la calle, los jóvenes de la élite procedieron a quemarlo, para después divertirse viendo como los pobres peleaban en la calle por las monedas de oro que caían. Hubo muertos y heridos y al final la policía se animó a intervenir para dispersar a la multitud, una vez que los ricachones volvieron al interior de su club al considerar acabada la diversión. Cada quién saque la conclusión que quiera.

5) Porfirio Díaz, patriota hasta el final, prefirió renunciar antes que la revolución destrozara al país. Ésta es una de las mejores. Y por supuesto es falsa. Díaz hizo todo lo que pudo para permanecer en el cargo hasta el final. Cuando se dio cuenta de la fuerza que estaba cobrando la revolución, cambió a la mayoría de su gabinete, en un intento de calmar las aguas. Los que aseguran que la pérdida de Ciudad Juárez no era tan importante, pero que esa es la prueba del patriotismo de Porfirio, muchas veces esconden o ignoran el hecho de que muchas ciudades de la provincia mexicana ya estaban en manos de los revolucionarios, es decir, de que el país ya estaba incendiándose. Cuando Díaz al fin es convencido, especialmente por Limantour, de que renuncie, ya con el documento en sus manos, se niega a firmarlo, hasta que al final su esposa lo convence. Pero es un hecho que Díaz no se quería ir. Tan sólo lo hizo cuando comprendió que ya no tenía forma de conservarlo, y aun así dudó.




::::::::::::::::::::::::::::::::


Hace poco leí en un blog que alguien tuvo la bondad (o la mala leche, no lo sé) de enviarme, en la que el autor, refugiado en el seudónimo de "Mitofago", decía una serie de tonterías para defender al régimen porfirista. Entre otras estupideces decía que no podía ser una dictadura porque existían dos cámaras legislativas que le hacían contrapeso. En la Biblioteca Pública de Nueva York, desde donde escribo estas líneas, tuvieron que llamar a una ambulancia cuando el ataque de risa que me dio se prolongó por más de media hora y comenzó a perturbar a otros usuarios. Ya que andamos en esas, entonces también digamos que el Congreso fue un importante contrapeso al poder presidencial en los años más álgidos del priismo prePeña Nieto. Espero que hayan captado la ironía. ¿Qué contrapeso podía ser un Congreso cuyos miembros, en su totalidad, eran nombrados directamente por el presidente, mismo que podía removerlos en cualquier momento? También dice que el progreso llegó a todos pues se crearon muchos puestos de trabajo. Pero ni una palabra de la precaria situación laboral, de la ausencia de sindicatos, de la prohibición de las huelgas o de la inexistencia de un salario mínimo.

No me voy a extender más para no cansar a ustedes, como dice la canción. Yo también estoy de acuerdo en que la figura de Porfirio Díaz merece un estudio más serio que el que se dio en los años posteriores a la Revolución o en los actuales de revisionismo de derechas, pero siempre pediré que se haga con argumentos serios y no con tonterías como esas.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario