miércoles, 21 de junio de 2017

LOS PRESIDENTES ECUATORIANOS Y LAS ISLAS GALÁPAGOS (2a PARTE)



GENERAL ELOY ALFARO

PROPUESTAS DE VENTA, COMPRA O ARRIENDO DE LAS GALÁPAGOS

Leamos a continuación lo siguiente que es parte de un discurso presidencial dirigido al Congreso Nacional del Ecuador el  29 de Agosto de 1901.

Honorables Legisladores:

No quiero separarme del poder, sin hablaros de un grave peligro para el país; peligro que, mas o menos tarde, puede convertirse en una funesta realidad. Prever los males es remediarlos antes de que lleguen; y al tratarse de los que amagan la República, no sería Patriota quien no buscase con anticipación todos los medios conducentes a evitarlos.

Hablo del Archipiélago de Galápagos, hoy de Colón; grupo de Islas que se han convertido en la espada de Damocles suspendida sobre la cabeza de Ecuador; y que, en no lejano día, será la manzana de la discordia de todas las potencias marítimas.

Este discurso lo pronuncio el presidente de la República del Ecuador general Eloy Alfaro, caudillo de la Revolución Liberal, y que nos deja entrever la honda preocupación como mandatario acerca del futuro de las Islas como parte de la soberanía nacional.

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Eloy Alfaro

Y su preocupación no era para nada exagerada, ya que aunque Galápagos era un lugar considerado sin ningún tipo de valor ni importancia, lugar de refugio de piratas o sitio de exilio de condenados, revoltosos, y presos, morada de reptiles, cubierto de lava, y sin agua dulce, sin embargo varias potencias mundiales comenzaron a “echarle el ojo”, sobre todo cuando comenzó el proyecto de construir el Canal de Panamá.

Entre los países que mostraron su interés por conseguir concesiones en las Islas, esto quiere decir arriendo, o venta de una, varias, o todas las Islas están en primer lugar los Estados Unidos de América, Gran Bretaña y Francia, sin contar que habían  diversos intereses de países como España, Perú y Chile para conseguir concesiones también en explotación de ciertos recursos o zonas de influencia.

La soberanía de aguas Galapagueñas también se vieron violadas (en especial a comienzos del siglo XX y durante la Primera Guerra Mundial) por barcos americanos, británicos, alemanes y japoneses, lo cual trajo serios problemas diplomáticos a nuestro país.

Los gobiernos de Urbina, Robles, Veintimilla, Caamaño, Flores Jijón y Cordero entre otros, fueron tentados por diversos países y con cuantiosas sumas de dinero a ceder alguna parte (sino su totalidad) de las Islas para diversos fines.

Pero, ya sea por oposición política interna, como por problemas diplomáticos externos y otras causas más, los negocios no se cerraban y las Islas Galápagos seguían de forma milagrosa en manos ecuatorianas (hasta el día de hoy).

Y digo milagrosa porque a cualquier país que sea potencia marítima le hubiera bastado enviar un contingente de barcos de guerra para destruir a la aún pequeña armada ecuatoriana.

Una de las razones por la cual no prosperaron las pretensiones extranjeras sobre Galápagos es que en Latinoamérica en general existía un sentimiento en el cual nadie quería tener frente a sus costas una base militar, ya fuera europea o estadounidense.

Y entre las potencias también se boicoteaban unas a otras cuando alguna en particular parecía que estaba a un paso de  lograrlo.

En fin, llegado a este punto, el presidente Eloy Alfaro vio muy clara la situación y llegó a la conclusión de que tarde o temprano al paso en que íbamos alguna de las potencias mundiales se apoderarían de Galápagos por la fuerza, y nosotros no conseguiríamos nada a cambio de esa pérdida territorial.

Pero no fue hasta su segundo período presidencial cuando “El viejo luchador” (nombre popular como se lo recuerda a don Eloy) recibió  una oferta que pienso yo fue la mas tentadora hasta ese momento.
Los Estados Unidos ofrecieron por el arriendo de las Islas Galápagos la suma de 15 millones de dólares y solo por 99 años, luego de lo cual regresarían a ser parte de la soberanía ecuatoriana.

Una propuesta nada despreciable ya que no solo las Islas estarían solo por un tiempo en manos extranjeras, sino que la suma de dinero ayudaría a realizar diversas obras que eran urgentes para el país.

Era un tema muy delicado y Alfaro era un hombre que deseaba hacer las cosas de la mejor forma; es así que el asunto fue expuesto a la opinión pública pasando por el congreso nacional y luego se quiso hacer una especie de consenso nacional para que todo quede claro y fuera en realidad el pueblo ecuatoriano el que decidiera.

Pero entonces comenzó una campaña virulenta contra don Eloy y no es de sorprenderse ya que el general Alfaro despertaba odios acérrimos sobre todo por parte de los conservadores y de la Iglesia Católica que lo consideraron una especie de “anticristo”.

Fue acusado como un traidor al querer ceder “territorio nacional” a potencias extranjeras, cosa que en realidad el no deseaba hacer; pero fue tal la oposición que Alfaro tuvo que suspender (o quizás posponer) cualquier tipo de negociación.

Hubo una guerra interna bastante extensa en torno a este tema, pero una vez más en medio de esa vorágine de pasiones  “milagrosamente” las Islas Galápagos continuaron siendo parte de la soberanía ecuatoriana.

Cabe destacar que a nuestro querido general Alfaro el futuro le depararía un trágico destino, ya que en el año de 1912, el 28 de enero, en un acto de fanatismo y odio irracional que le hiela la sangre a cualquiera, una masa del populacho asesinaría a don Eloy y a otras cinco personas en el Panóptico de Quito, para luego arrastrarlos ya muertos por las calles y terminar quemándolos en el parque EL Ejido de la capital de la República.

Con su muerte se cerraría otro capítulo de nuestra historia nacional, y sería un presidente ecuatoriano más que quedaría de una u otra forma vinculado a la historia de nuestras queridas Islas.

La pregunta que me hago es: si hubiese prosperado el plan de Alfaro, los ecuatorianos hubieran dado su visto bueno, los americanos hubieran arrendado las Islas 99 años y nuestro país hubiera recibido el dinero… ¿Qué hubiera pasado?

Dejo abierta esa interrogante para meditarla.

 
DR. ALFREDO BAQUERIZO MORENO

PRIMERA VISITA PRESIDENCIAL A LAS ISLAS GALÁPAGOS

Hasta este momento, llegado el año de 1917, las Islas Galápagos no habían sido visitadas por ningún mandatario ecuatoriano (¿increíble no?).

El honor de ser el primer presidente del Ecuador en realizar tan trascendental viaje recae en la persona del Dr. Alfredo Baquerizo Moreno, ilustre guayaquileño de corte liberal y de importante obra administrativa y política en el país.

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Alfredo Baquerizo Moreno

Pero, ¿cuál fue la motivación de don Alfredo Baquerizo Moreno para navegar hasta las Islas ese año? ¿Fue acaso por turismo y esparcimiento, o había otras razones?

Es eso lo que vamos a analizar a continuación.

Como expuse anteriormente, había un tremendo interés en las Islas Galápagos por varias potencias mundiales entre la que sobresale la de los E.E.U.U. obviamente.

Esa situación se agravó mucho más en medio de la Primera Guerra Mundial, y aunque Ecuador se había declarado neutral, hubo serias acusaciones especialmente del bando aliado de que las Islas eran usadas por barcos y submarinos alemanes lo cual atentaba contra la seguridad de la región.

También cabe acotar que las aguas del mar territorial alrededor de Galápagos eran violadas por barcos de todo tipo y nacionalidad. También incluso se decía que barcos (y al parecer submarinos) japoneses eran avistados en la zona.

Es así que se estaba llegando a la conclusión (sobre todo por parte de británicos y americanos) de que aunque el Ecuador era el dueño de las “Islas Encantadas”, tenía como talón de Aquiles su debilidad en materia de poderío naval (lo cual era muy cierto) para defender las aguas insulares de una forma adecuada.

O sea, en otras palabras la presencia ecuatoriana en las Islas Galápagos era casi nula, era “No man’s land” (traducido quiere decir “tierra de nadie”).

Fue así que de manera urgente y para demostrar al mundo entero que las Galápagos si pertenecían al pueblo del Ecuador y si tenían dueño, el presidente Baquerizo Moreno decide moverse en dirección a las Islas y sentar un precedente que terminara con las dudas de quien era el propietario del famoso Archipiélago.

Así entonces, el guardacostas “Patria” escoltado por el crucero “Cotopaxi” partieron el 10 de julio de 1917 con una delegación que incluía, aparte del presidente del Ecuador, a ciertos embajadores, periodistas, autoridades gubernamentales y militares rumbo a las Galápagos en un viaje de al menos tres días desde el continente (¡como se habrán mareado los pobres!).

Una vez llegados luego de esa dura navegación, se procedió a realizar la visita en solo tres Islas (todas ellas ya habitadas por algunos colonos nacionales y extranjeros) y sería solo por tres días.

Las Islas privilegiadas con tan distinguidos visitantes fueron la de San Cristóbal, la de Isabela, y finalmente la de Floreana, luego de lo cual ambos barcos enfilarían a la costa ecuatoriana hacía Esmeraldas y Bahía de Caraquez (Provincias de Esmeraldas y Manabí respectivamente) terminando cerca de Perú.

Cabe destacar que mientras que es loable que Baquerizo Moreno se interesara tanto por mantener la integridad territorial, por otro lado podemos darnos cuenta que no estaba muy preocupado por la situación de sus compatriotas (y extranjeros también) que vivían en condiciones bastante penosas y algo primitivas en un lugar tan remoto y apartado.

La falta de comunicaciones, falta de servicios básicos, hospitales, escuelas, hacía que vivir en un lugar tan especial fuera un autentico desafío de supervivencia, además de superar los estragos psicológicos que causaba el aislamiento geográfico.

Esta situación que acabo de describir fue una constante desde la colonización de Galápagos en 1832, y que continuaría por largo tiempo hasta que ciertas situaciones que más tendrían que ver con el devenir científico en las Islas, producirían un cambio trascendental en sus habitantes para siempre. Ese tema lo ampliaremos mas adelante.

Por ser el primer presidente del Ecuador en visitar Galápagos, el pueblo de la Isla de San Cristóbal conocido como “Puerto Chico”  (que ya era sede de la autoridad pública en 1916) cambiaría su nombre al de Puerto Baquerizo Moreno en honor a su histórica visita, y actualmente es la capital política de la provincia.



DR. JOSE MARIA VELASCO IBARRA

DOS ACONTECIMIENTOS IMPORTANTES

El Dr. José María Velasco Ibarra fue presidente del Ecuador por cinco ocasiones (¡tremendo récord!), y es conocido y recordado por su frase “¡denme un balcón y seré presidente!”.

Su fogosa oratoria y su poderoso discurso cautivaban a las masas (cuantos políticos de hoy en día quisieran tener un poco de ese “don”) haciéndolo siempre un firme candidato a ganar las elecciones.

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José María Velasco Ibarra

Así es que, sentándose varias veces en el podio presidencial no es raro imaginar que en alguna ocasión estuviera vinculado a las Islas Galápagos, y en realidad así fue aunque solo en dos ocasiones y las vamos a describir a continuación:

Periodo 1934-1935

El Dr. Velasco Ibarra fue elegido presidente del Ecuador el 1 de septiembre de 1934, y aquí vamos a hacer un paréntesis para darnos una idea de cómo funcionaba la legislación ecuatoriana en materia de protección de los recursos naturales.

Hasta esas fechas la única ley que se conoce relativa a la defensa de la naturaleza era una prohibición de cacería de garzas en 1926 en la costa ecuatoriana (que buena suerte la de las garzas). Los parques nacionales eran inexistentes así como las aéreas protegidas.

Sin embargo, en 1934 ya se estaba creando una legislación de protección de las Islas Galápagos que se culminaría y ratificaría en 1936, quizás el motivo de estas leyes fue el paulatino interés de las expediciones científicas que encontraban fascinante al archipiélago, así como lo fue para Charles Darwin en 1835.

Así que cuando Velasco Ibarra era presidente se encontró en transición de estos acontecimientos históricos y  aunque no parecen importantes, en el fondo lo terminarían siendo mucho mas adelante.

Pero fue a mitad de 1935 que llegaría al Ecuador el naturalista americano Víctor Von Hagen (suena bastante alemán) el cual traía el proyecto de ubicar un monumento a Charles Darwin en las Islas Galápagos y de ese modo atraer la atención del mundo entero sobre “la importancia y protección del archipiélago” (tremenda misión la de don Víctor).

Si desean saber mas acerca de la expedición de Von Hagen, justamente escribí en este mismo blog acerca de esa interesantísima historia, y les invito a leer los detalles de la misma.

Retomando lo anterior, fue justamente el presidente Velasco Ibarra con quien se reunió Von Hagen en la ciudad de Quito con el fin de llegar a un acuerdo y recibir el permiso gubernamental para llevar a cabo esta obra.

Parte del plan del Sr. Hagen incluía hacer estampillas de correo que tenían un recordatorio de Charles Darwin, ya que se acercaba el centenario de la visita del naturalista inglés a las Galápagos y a la vez servirían como parte del financiamiento del proyecto.

Pero para sorpresa de propios y extraños, mientras Von Hagen, su esposa Christine y otros trabajaban arduamente en erigir el pedestal donde se ubicaría el busto de Mr. Darwin,  en Quito, después de una sublevación militar, el presidente Velasco Ibarra fue apresado y depuesto del poder.

Eso no detuvo el proyecto del monumento a Darwin, pero paralizó (aunque momentáneamente) el asunto de las estampillas.

Finalmente se realizó la ceremonia en San Cristóbal con la presencia de los pocos habitantes de la Isla, así como las autoridades militares, en donde se dieron muy emotivos discursos recordando la trascendental visita del barco "Beagle" y del ilustre Charles  Darwin.

Podríamos decir entonces que Velasco Ibarra tuvo una importante presencia en este hecho histórico, aunque lamentablemente su permanencia como mandatario fue de tan corta duración.

Cabe destacar que a pesar de todos estos esfuerzos (que no fueron en vano del todo) de momento no se hizo mayor cosa en materia de una real protección de las Islas, pero fue un granito más de arena para que eso se diera mucho tiempo después.

Periodo 1944-1947

Ya en su segundo período presidencial, Velasco Ibarra nuevamente tuvo injerencia en las Islas Galápagos.

Esta vez se debió a un asunto totalmente distinto al de la conservación, y para que entiendan lo que relataré a continuación debo una vez mas hacer una breve reseña.

Durante la Segunda Guerra Mundial la República del Ecuador cedió dos puntos en su territorio para crear bases militares americanas con el fin de defender el canal de Panamá. Uno de esos lugares fue la base naval en Salinas que es parte de la costa ecuatoriana, y el otro fueron  las Islas Galápagos.

El plan contemplaba que Ecuador cedería esos sitios como parte del apoyo al esfuerzo de guerra contra los totalitarios (Alemania, Japón e Italia) y que la ocupación duraría hasta que la guerra terminara. Luego de finalizado el conflicto se retirarían.

Y es así fue que en el año de 1946 (ya concluida  la Segunda Guerra Mundial con la rendición de Japón) para sorpresa de la Base de la Isla Baltra (base principal americana en las Galápagos) se avista la llegada de un avión. Y para mayor sorpresa de los aviones que fueron a interceptarlo era un aeroplano “Junker” de ¡fabricación alemana! (pero con bandera ecuatoriana).

Una vez escoltado hasta la Base Beta (Isla de Baltra), los estadounidenses supieron que uno de los ilustres viajeros del avión era nada más y nada menos que el ¡presidente Velasco Ibarra! Bastante arriesgado el señor.

El objetivo del mandatario era entrevistarse con los militares americanos, afirmar la soberanía ecuatoriana en las Islas, y solicitar que se pusiera un plazo a la salida de los soldados y oficiales así como todo el contingente bélico de regreso a Panamá (digámoslo así, los estaba echando pero “educadamente”)

Esto convertiría a Velasco Ibarra en el segundo presidente ecuatoriano en visitar Galápagos, y su propósito principal por lo que vemos era asegurarse de la salida de los soldados americanos de nuestro territorio insular, aunque hubo intentos de los estadounidenses de conseguir una ampliación de su presencia en las Islas, pero ahora con otros diversos fines.

Finalmente y luego de esfuerzos diplomáticos, los norteamericanos comenzaron a retirarse de Galápagos rumbo a casa, y  dicho sea de paso las Islas no eran precisamente un lugar muy querido por los soldados por su aislamiento,  su paisaje seco y con casi nada de agua dulce.

Aparte de la Isla de Baltra, había algunas otras pequeñas bases donde tenían guarniciones principalmente con radares para mantener control sobre el área periférica en caso de la aproximación de enemigos.

Una de esas bases se encontraba ubicado en el sur de la Isla Isabela, cerca de un pequeño puerto de pescadores (Puerto Villamil). Ahí quedaban ciertas barracas y algunas otras cosas dejados por los norteamericanos instalados en ese sector (había una estación de radar).

Es así que Velasco Ibarra decide usar esa área en particular por sus facilidades e infraestructura y crear, una vez mas, una prisión para “los peores criminales y delincuentes” del país, naciendo así la tristemente legendaria “Colonia penal de la Isla Isabela”.

Y uso esos calificativos porque justamente allí queda aun como un monumento mudo, frío, y lúgubre un muro hecho de rocas de lava construidos por los presos a los cuales, debido a los malos tratos, falta de agua, carencia de médicos y pobre alimentación, les esperaba una muerte lenta y terrible. Obviamente el objetivo era diezmarlos poco a poco.

El sitio es recordado como “El Muro de las Lagrimas” y hoy por hoy es sitio de visita turístico histórico, y creo no hace falta hacer más descripciones de porque tiene ese nombre tan especial. Quizás algún día en otro artículo trate del tema mas a fondo.

Aquí hago un alto, pues quiero hacer una reflexión a título personal (no es necesario que estén de acuerdo conmigo) pero, Velasco Ibarra se esmeró tanto en que los americanos se retiraran a casa, y ¿para que?, para terminar creando otra colonia penal en Galápagos y que sus habitantes siguieran viviendo en el mismo estado de abandono y olvido.

No estoy de acuerdo con el intervencionismo extranjero para nada, pero al menos los americanos trajeron obras que son usadas hasta hoy, pista de aterrizaje y muelle en Baltra, las barracas construidas para vivir en ellas, y muchas cosas que se desmantelaron fueron transportadas a diversos sitios del país para ser reusadas.

Hubo buena paga a los galapagueños, hubo trabajo, reservorio de agua en San Cristóbal para los habitantes, un generador de energía etc, etc.  Finalmente se fueron ellos y todo volvió al mismo sistema de atraso, aislamiento, y despreocupación de siempre y por ultimo volvieron a enviar a los mas peligrosos criminales y deportados hacia las Islas.

En mi  opinión muy, pero muy  personal, pienso que hubiera sido una mejor idea haber explorado varias alternativas que sobre todo beneficiaran al país y que no fuera una pérdida ni desmembramiento territorial. Pero en fin, ya es historia y es solo una opinión.

El pueblo habitado de la Isla Floreana en honor a este celebre presidente del Ecuador lleva ahora el nombre de Puerto Velasco Ibarra.

(Continuará)

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