miércoles, 26 de agosto de 2015

DIATRIBA CONTRA EL FANATISMO Y OTRAS ESTUPIDECES HUMANAS

La semana pasada leí una historia que me dejó impactado. Resulta que ISIS o EI (abreviatura de Estado Islámico), ese grupo terrorista conformado por pseudohumanos que se dicen seguidores de un dios que les ordena cometer cualquier cantidad de atrocidades, asesinó a Jaled al Asad, de 82 años, quien fuera el arqueólogo encargado del sitio arqueológico (valga la redundancia) de Palmira, en Siria, uno de los más importantes del mundo. El hombre fue decapitado y expuesto en la plaza pública de la ciudad siria. Su "delito": representar al régimen sirio en citas internacionales junto con "infieles" (es decir, participar en coloquios internacionales sobre historia y arqueología), y ser el director de los "ídolos" de Palmira. Increíble.

Jaled al Asad

Este grupo de imbéciles que se autodenominan "seguidores de Alá" se han pronunciado desde sus inicios como contrarios a las culturas antiguas, a las que califican de idolátricas. Pero como todo grupo de fanáticos, juegan con una doble moral. Por un lado, presentan ante el mundo la destrucción de obras de arte antiguas, ya sea en sitios arqueológicos o en museos, pero lo que no hacen público es que seleccionan las más valiosas para venderlas en el mercado negro y así poder financiar su yihad ("guerra santa"). Pero no sólo se van contra el arte antiguo. También asesinan a todo aquel que no profese su misma ideología, ya sea musulmán o "infiel" (o sea, todo aquel que no sea musulmán). Persiguen por igual a cualquier grupo religioso distinto al suyo.

Pero esto no es algo nuevo. Desde que surgieron las dos grandes religiones monoteístas, cristianismo e islamismo, la intolerancia y el fanatismo religioso llegaron al mundo. En épocas más antiguas, cuando la inmensa mayoría de las religiones eran politeístas, este tipo de problemas no se daban. Los seres humanos se mataban, igual que ahora, por cualquier tontería, pero no por tratar de demostrar que su dios es el único y verdadero. La intolerancia y el fanatismo van estrechamente ligados al monoteísmo.

Ejemplos hay muchos. En el caso de los cristianos, desde que que se convirtieron en religión oficial del Imperio Romano, comenzaron a perseguir a todos aquellos que pensaban distinto a ellos. Pero no sólo mataron personas (a las que llamaban "infieles") sino que destruyeron gran parte del patrimonio cultural alegando que eso fomentaba la idolatría (el mismo argumento que ahora maneja ISIS). Se incendió (por enésima vez) la Biblioteca de Alejandría, matando a la célebre Hipatia, se destruyeron templos, archivos y un sinnúmero más de monumentos, además de que se mató a un gran número de personas. Todo en nombre de un dios.

Más adelante, en la Edad Media, tenemos el caso de las Cruzadas, la creación de la Inquisición para perseguir a los cátaros (grupo cristiano disidente) y el establecimiento de la religión única para todos los europeos. Después, con la llegada de Lutero, vienen las guerras de religión que asolaron Europa durante los siglos XVI y XVII, la imposición del cristianismo en América, el surgimiento de grupos como los puritanos y, una vez más, la muerte de millones de personas en nombre de un dios.

Y si bien en la actualidad el cristianismo ya no puede asesinar en masa a todos aquellos que están en contra de él, aún tiene la fuerza suficiente para imponerse como religión única en diferentes lugares del mundo y aún existen grupos de fanáticos que de vez en cuando nos dan uno que otro susto. Pero también es justo reconocer que ahora hay muchos cristianos respetuosos y tolerantes.

Los musulmanes han seguido una senda muy parecida. Desde que surgieron comenzaron a perseguir a todos aquellos que pensaban distinto. Sin embargo, a diferencia de los cristianos, en un principio los musulmanes no mataban a los "infieles", sino que se contentaban con imponerles un fuerte tributo. Pero con el tiempo, y en especial después de las Cruzadas, se volvieron tan fanáticos como los cristianos y en muchos casos hasta los superaron. Una vez más, todo en nombre de un dios.

En la actualidad, prácticamente no hay grupo religioso que no profese cierto grado de fanatismo e intolerancia. Baste como ejemplo el asesinato de dos mujeres participantes en la marcha lésbico gay de Jerusalén en 2015 por parte de un judío ortodoxo quien, por cierto, acababa de salir de la cárcel tras cumplir condena por el mismo delito. Y es que este grupo, el lésbico gay, se ha convertido en el principal blanco de los grupos de fanáticos.

Y aquí pretendo condenar cualquier tipo de fanatismo, no sólo el religioso. El otro día, en una de las playas de Nueva York, me tocó ver a un grupo de mujeres hindúes metiéndose al mar completamente vestidas, pues su cultura les impide usar un traje de baño, misma situación que impera entre muchos grupos musulmanes y en menor medida de cristianos. Someter de esa forma a las mujeres no es cultura, es machismo e intolerancia.

En política también tenemos ese mismo fanatismo, especialmente entre los grupos radicales de la derecha y de la izquierda. Baste con mencionar las palabras fascismo y comunismo para saber de que estoy hablando.

En fin, sea como sea, es increíble que en pleno siglo XXI se mantengan este tipo de conductas y existan personas que aun creen que sólo su dios es el verdadero y que tienen todo el derecho de imponer sus creencias y su ideología a todos los demás.

Espero que ustedes no pertenezcan a ninguno de esos grupos. Y descanse en paz, Jaled al Asad.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario