jueves, 28 de mayo de 2015

¿CONOCES A DRACULA? NO, ESE NO, EL DE VERDAD.

Todo el mundo conoce a Drácula. Por lo menos desde que Bram Stoker publicó en 1897 su famosa novela. ¿Quién no ha visto alguna película de sobre él? Incluso los niños lo conocen ya que es común que salga en muchas caricaturas como un malo torpe al que siempre derrota el protagonista, desde la Pantera Rosa hasta Bob Esponja. Incluso hubo una dedicada a él, llamada el Conde Pátula. Además, su disfraz se ha convertido en uno de los más populares entre los niños.

Sin embargo, la imagen que tenemos de este personaje es la que nos dejó precisamente el escritor irlandés Bram Stoker. Se trata de una especie de muerto viviente, un inmortal, que bebe sangre humana, duerme en un ataúd, se convierte en vampiro, le teme al sol, solo se muere si le clavan una estaca de madera en el corazón, no le gusta el ajo (a mí tampoco), no se refleja en los espejos, solo sale de noche y vive en un castillo en Transilvania (actualmente en Rumania).

Bram Stoker

Algunas de las películas que se han hecho sobre él se han vuelto clásicos del cine, como Nosferatu, película muda de 1922 y la primera sobre nuestro personaje. Algunas han sido buenas, otras malas. Y ya poniéndonos en plan de cachondeo, hasta se han hecho películas sobre la hija de Drácula, sobre su hijo, sobre su padre, sobre vampiras lesbianas, el Santo contra los monstruos (en la que se unen Drácula, Frankenstein, una momia y otros simpáticos personajes más).

Nosferatu, el vampiro

Desde que salió la novela y se convirtió en un auténtico bestseller, el turismo comenzó a llegar a Transilvania en busca de las huellas de Drácula. Incluso con el tiempo se habilitó un castillo del siglo XIV, el castillo de Bran, como hogar del famoso personaje, y hasta la fecha sigue atrayendo a miles de visitantes que se creen a pie juntillas que ahí vivió tan siniestro vampiro.

Pero, ¿qué tanto hay de realidad en esta historia? Pues como en toda leyenda, un fondo real sí que hay. Aunque desde luego no tiene nada que ver con vampiros ni monstruos de ficción. La historia de Bram Stoker se inspiró en dos personajes.

Castillo de Bran

El primero es el voivoda Vlad III Tepes de Valaquia (actualmente en Rumania), hijo de Vlad II Dracul, que quiere decir "dragón".  También se le conoció como "el empalador", por su afición a matar a sus enemigos metiéndoles un enorme palo por salva sea la parte y viendo como poco a poco este palo los atravesaba hasta salirles por la boca. Una muerte muy cruel.

Sin embargo, para muchos valacos y rumanos se trata de un auténtico héroe. Este personaje vivió en el siglo XV, en una época muy conflictiva, pues los otomanos (turcos) se estaban extendiendo por Europa. Ya habían conquistado las actuales Grecia, Albania, Macedonia, Serbia, Kosovo, Montenegro y amenazaban a Valaquia, Moldavia y Transilvania, los tres principados rumanos. También habían capturado ya la ciudad de Constantinopla, poniéndole así fin al milenario Imperio Bizantino. Vlad III combatió contra ellos por la independencia de Valaquia y si bien asesinó a muchos turcos, justo es decir que vivió en una época en la que la misericordia no era algo muy común.

Vlad III Tepes el empalador

También se le acusa de haber asesinado mediante el uso del "palo para empalar" a muchos de sus súbditos. La realidad es que a los que mató eran nobles sin escrúpulos que tenían a Valaquia sumida en el caos por sus ambiciones, quitando y poniendo voivodas (príncipes) a su antojo. Su mismo padre y su hermano habían sido asesinados cruelmente por uno de estos nobles. Se cuenta que en cierta ocasión, ya como voivoda de Valaquia, reunió en una cena a todos los nobles. Platicando con ellos, les preguntó a cuántos voivodas habían conocido. Todos eran hombres relativamente jóvenes y sin embargo contestaban unos que a tres, otros a cinco, e incluso uno a siete. Vlad les dijo entonces que eso se debía a las traiciones que ellos mismos habían cometido contra los voivodas, pero que él estaba dispuesto a terminar con eso. Así que dio una orden y sus guardias detuvieron a todos los presentes, empalándolos después mientras Vlad terminaba tranquilamente de cenar.



Él mismo fue depuesto del trono en dos ocasiones. En aquella época, la independencia de Valaquia era algo que estaba en la cuerda floja, especialmente por la rivalidad entre los turcos y los húngaros, que se disputaban el dominio sobre este territorio. Por ello no debe sorprender el caos que reinaba y la actitud cruel del voivoda.



Dos cosas son ciertas: Vlad Tepes jamás reinó en Transilvania y definitivamente no fue un vampiro, por más afición que tuviera a ver correr la sangre de sus enemigos. Y repito, para muchos es un héroe por defender a su patria y por acabar con los nobles traidores.

El segundo personaje en que se inspiró el escritor irlandés, es la condesa húngara Isabel Báthory (Erzsébet Báthory en húngaro y para los cuates), que vivió a caballo entre el siglo XVI y el XVII. Esta buena mujer pertenecía a una de las familias más importantes y poderosas de Hungría. Según la leyenda, asesinó a más de 630 mujeres jóvenes antes de ser descubierta y encerrada en una habitación de su castillo hasta su muerte.

Resulta que esta simpática condesa fue casada con su primo, un joven guerrero aficionado también a empalar a sus enemigos (tal parece que en esas regiones eran toda una tradición) y que la dejó viuda a los 44 años tras morir en una de tantas batallas con las que ocupaba su escaso tiempo libre. Al parecer fue aquí cuando la cosa se torció. La condesa vivía en el castillo de Čachtice. Comenzaron a correr rumores de que las muchachas campesinas de la zona estaban desapareciendo. El rumor llegó a oídos del rey Matías II de Hungría, quien ordenó a uno de sus nobles, que por cierto era enemigo de la familia de la condesa, que investigara. Éste ocupó el castillo y, cuando llegó a los sótanos, encontró a muchas jóvenes encadenadas, varias de ellas pertenecientes a la nobleza local, con graves heridas por las que salía abundante sangre, misma que era recogida en baldes por los sirvientes de la condesa y usada por ésta para darse baños de tina, supuestamente para conservar su belleza y juventud. Se le acusó de bujería y de asesinato, y fue condenada a ser encerrada de por vida en una de las habitaciones de su castillo, con las puertas y ventanas tapiadas, con tan sólo un pequeño agujero por donde le pasaban la comida. Ahí murió en 1614, cuatro años después. Sus sirvientes, como no eran nobles, fueron ejecutados, cortándoles la cabeza a unos y quemando vivos a otros.

Isabel Báthory

¿Pero que tanto hay de cierto en esta historia? La condesa pertenecía a una de las familias más poderosas de Hungría y por lo mismo tenía muchos rivales, incluyendo al rey. Cuando la condesa fue declarada culpable, sus extensas tierras fueron confiscadas y pasaron a poder del soberano húngaro, quien las distribuyó entre algunos de sus amigos. La condesa había también apoyado a un primos suyo para que fuera voivoda de Transilvania en contra de los deseos del rey de Hungría, y después este primo combatió al lado de los alemanes contra los húngaros, lo que era una clara traición. la persona que llevó a cabo la investigación en el castillo de la condesa fue el conde Jorge Thurzó, enemigo de ella, así que no sería raro que hubiera inventado todo o que lo hubiera exagerado con tal de deshacerse de ella. ¡Quién sabe que tan cierto haya sido todo!

Ruinas de su castillo, actualmente en Eslovaquia

Aunque por otro lado, la correspondencia que ésta mantenía con su marido mientras éste estaba peleando, y que se conserva en los Archivos Nacionales de Hungría, nos permite ver que eran dos personas sumamente crueles y sádicas. Sin embargo, esto no era raro entre la nobleza centroeuropea de la época, sobre todo cuando se trataba de castigar a sus sirvientes, a los que trataban con todo lujo de crueldad.



En fin, estos son los personajes reales en los que se inspiró Bram Stoker al momento de crear a su famoso vampiro. Independientemente de todo, tenemos que recordar que se trata de una novela y que por lo mismo el personaje central es obra de la imaginación de su autor.

Los únicos vampiros que existen son unos simpáticos aunque feos animalitos que beben sangre de otros animales y los mosquitos que nos molestan por las noches. No existen los vampiros humanos, así que ya pueden quitarse esa ristra de ajos que se habían puesto en torno al cuello. Nadie los va a morder para beberse su sangre y convertirlos a su vez en vampiros. Ya pueden dejar de tener pesadillas, pues si bien está inspirado en personajes reales, éstos murieron hace mucho tiempo y están enterrados muy lejos de aquí. Así que ustedes tranquilos, que nada les va a pasar. Y vayan a conocer Valaquia y Transilvania, son dos regiones realmente hermosas de Europa.

¡Cuidado! Un vampiro.

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