El día de ayer un amigo me hizo llegar una curiosa nota que se publicó en diferentes periódicos nacionales e internacionales, algunos muy serios, otros no tanto, pero que me movió a compartir con ustedes una reflexión. La nota en cuestión parecería sacada del famoso Deforma (ese periódico online de broma), sino fuera porque todo indica que iba en serio. La verdad es que no consulté las fuentes originales, aunque supuestamente fue la agencia rusa TASS la que lo mencionó por primera vez. Pero en realidad no importa si es o no cierta dicha noticia.
"Déjate de cháchara y comienza de una vez", me están diciendo aquí al lado. Ok. La noticia en cuestión es la siguiente: ante el anuncio de que los Estados Unidos podrían suministrar armas al gobierno ucraniano para que pueda continuar su lucha contra los rebeldes prorrusos, la minúscula república rusa de Chechenia amenazó con entregar armas a México para que podamos recuperar los territorios perdidos en 1848 al finalizar la guerra contra los Estados Unidos.
¿Es en serio? ¿Chechenia? Puedo imaginar la cara de sorpresa de muchos de ustedes. Algunos, espero que los más, porque la noticia les parezca tan ridícula como a mí; otros, espero que los menos, porque no tienen la más remota idea de donde está Chechenia ni con qué se come eso. Algunos más, inclusive, ya deben de estar pensando en algún albur con ese nombre. En fin, continuemos.
Hay tres puntos que me gustaría tratar con ustedes. Primero: ¿qué es Chechenia? y visto lo anterior, ¿alguien realmente cree que esto es algo serio?; segundo: ¿es la primera vez que pasa algo así?; y tercero: en caso de ser cierto, ¿sería factible? Creo que el tercer punto es sin duda alguna el más importante.
Así que empecemos con el primero. Chechenia es una pequeña región de Rusia, de unos 13,000 kilómetros cuadrados, situada en la zona del Cáucaso, haciendo frontera con la república de Georgia. El Islam es la religión predominante. En la década de los noventa del siglo pasado, Chechenia intentó independizarse de Rusia, pero la rebelión fue literalmente ahogada en sangre y Moscú impuso un gobierno títere en la zona. Aunque cuenta con algo de petróleo y gas natural, su economía, de por sí no muy importante, aun no termina de recuperarse del todo de los estragos de la guerra. Es decir, es un lugar con un alto índice de pobreza. Esa es Chechenia a grandes rasgos. Una empobrecida región del sur de Rusia que depende en gran medida del apoyo económico del gobierno de Moscú.
En base a lo anterior, ¿alguien realmente cree que la supuesta ayuda a México podría tomarse con seriedad? ¿Alguien cree de verdad que el gobierno ruso lo permitiría? Eso lo dejo al criterio de cada quién, pero por mí, no le daría más importancia a la noticia y la archivaría en la sección "Anécdotas curiosas" o "ideas extravagantes". Realmente no imagino qué tipo de armas podrían suministrarnos los chechenos. Para mí que nuestros narcos están mejor armados que ellos.
Ahora bien, algo así no es la primera vez que pasa en nuestra historia. En enero de 1917, durante la Primera Guerra Mundial, los servicios de inteligencia británicos interceptaron un curioso telegrama proveniente del ministerio de Asuntos Exteriores del Imperio Alemán y dirigido a su embajada en México. En él, el ministro Arthur Zimmermann instruía a su embajador en nuestro país, el conde Heinrich von Eckardt, para que sondeara al gobierno mexicano, encabezado por Venustiano Carranza, sobre la posibilidad de que México atacara a los Estados Unidos, prometiendo la ayuda alemana para que "recuperáramos" Texas, Nuevo México y Arizona (no se mencionaba California). ¿Y para qué quería esto el gobierno alemán? Muy sencillo. Los Estados Unidos aun no entraban a la guerra y Alemania quería asegurarse de que no pudieran hacerlo. Y nada mejor que crearles problemas en su propia frontera (iba a escribir "en su patio trasero" pero no quiero herir a algunas almas susceptibles). La idea era que Alemania prometiera ayuda en armas y probablemente tropas a México si éste accedía a su propuesta. Pero la idea no prosperó y a la larga demostró ser un grave error de los alemanes, pues todo indica que Carranza no se tomó en serio dicha proposición, y los británicos, tras interceptar el telegrama, se lo enseñaron a los Estados Unidos, cuyo Congreso declaró al poco tiempo la guerra a Alemania ante la perfidia de ésta, que pretendía atacarle por la espalda y sin previo aviso.
El famoso telegrama Zimmermann |
Supongamos que Carranza hubiera sido tan estúpido como para aceptar y le hubiera declarado la guerra a los vecinos del norte. Alemania no hubiera podido ayudarle, pues en esos momentos no podía distraer un solo soldado o un solo fusil de los múltiples frentes que tenía abiertos en Europa. En efecto, los alemanes tenían ejércitos peleando en Francia, Italia y Rusia. Si ni siquiera pudo mandar tropas para defender sus colonias en África, ¿creen que hubiera podido hacerlo con México? Y en caso de que las hubiera tenido, habría sido muy complicado, si no es que imposible, transportarlas a nuestro país, pues en aquellos momentos, a pesar de la presencia de los submarinos alemanes, la flota británica dominaba el Océano Atlántico y hubiera impedido con mucha facilidad tal movimiento.
Yo creo que el ministro alemán tenía la esperanza de que México atacara a Estados Unidos por sí solo mientras Alemania se hacía taruga con la ayuda prometida. Total, prometer no empobrece, dicen por ahí. Por otro lado, Alemania mostraba un total desconocimiento de la realidad mexicana, pues además de estar aun inmersos en nuestro proceso revolucionario, con múltiples grupos armados peleando por el poder, México no tenía la fuerza suficiente para derrotar a los Estados Unidos, a pesar de que éstos, con todo y ser ya en esos momentos la primera potencia industrial del mundo, aun estaban lejos de ser la potencia militar de ahora. Afortunadamente Carranza sí conocía nuestra realidad e hizo caso omiso de las propuestas alemanas.
Venustiano Carranza |
Ahora sí, visto esto, pasemos al tercer punto que, como ya dije, creo que es el más importante, especialmente porque en nuestro país nunca faltan las voces que proponen recuperar nuestros antiguos territorios del norte. Y conste que no se trata de defender la injusta guerra en que los perdimos, simplemente de ser realistas. Por eso pregunto, ¿sería factible recuperarlos, independientemente de que lo intentáramos por nosotros solos o con la ayuda de Chechenia, Alemania, Vanuatu o los marcianos?
Yo estoy convencido que no. Supongamos que al final nos decidiéramos y le declaráramos la guerra a los Estados Unidos. Pasemos por alto la enorme diferencia en cuanto al poderío militar de ambos países. Algunos dirían que la fuerte presencia mexicana en dichos territorios nos ayudaría, pues contaríamos con una especie de quinta columna. Lo siento por los que así piensan, pero es evidente que desconocen la realidad de la inmensa mayoría de mexicanos que emigraron a los Estados Unidos. Ellos se fueron de sus hogares no por gusto sino por necesidad, primer punto a considerar. Llegaron a un lugar en el que, a pesar de sufrir una grave discriminación y en muchas ocasiones condiciones laborales terribles, perciben más ingresos que en México, lo que les permite ayudar a los familiares que dejaron en el terruño. ¿Quisieran volver a ser parte de un país en el que su destino está marcado por la pobreza y la discriminación? Por otro lado, sus hijos, en muchos casos, ya nacieron en los Estados Unidos y se por experiencia propia (yo vivo en Nueva York) que no sienten muchos vínculos afectivos con la tierra de sus padres. Inclusive muchos de ellos casi no hablan español. Así que olvídense de esa quinta columna. No existe.
Migrantes mexicanos en Estados Unidos |
En 1870, Prusia derrotó a Francia, con lo cual logró terminar de unificar a los reinos alemanes en un solo país llamado Alemania, y se apropió de dos territorios franceses llamados Alsacia y Lorena. Estos territorios habían sido parte del Sacro Imperio Romano Germánico desde la Edad Media, pero en el siglo XVII fueron anexados por Francia y para el siglo XIX sus habitantes se sentían franceses y no alemanes. Por eso, cuando Francia los recupera al término de la Primera Guerra Mundial, contó con el apoyo casi unánime de la población. Se trataba de dos regiones densamente pobladas que durante los casi cincuenta años que fueron parte de Alemania (de 1870 a 1918) no perdieron su esencia francesa ni dejaron de sentirse franceses.
Alsacia y Lorena |
Cuando Estados Unidos se apoderó de los territorios de California, Arizona, Nuevo México y Texas, éstos tenían una población mexicana muy escasa (desde luego había una gran población indígena, pero para efectos prácticos, en aquella época ni México ni los Estados Unidos los veían como parte de su ciudadanía, es decir, los indígenas no contaban en lo absoluto), concentrada en unas cuantas poblaciones a las que el gobierno de México no prestaba ninguna atención ni les brindaba ayuda alguna. Para colmo, una vez que pasaron a formar parte de los Estados Unidos, muchos de ellos fueron expulsados y otros decidieron emigrar a México, por lo que el territorio fue rápidamente poblado con colonos procedentes de los Estados Unidos (bueno, en realidad con colonos procedentes de muchos países, pero que entraban al territorio como ciudadanos de los Estados Unidos). Esto provocó que la raíz cultural mexicana se perdiera muy rápidamente, subsistiendo tan sólo en el nombre de algunas ciudades o quizá en algunas costumbres perdidas que queden por ahí. Es decir, ni los texanos ni los californianos actuales se sienten mexicanos, contrario a los alsacianos y loreneses que siguieron sintiéndose franceses a pesar de los años de dominio alemán.
Por todo ello, dejemos de soñar. Esos territorios los perdimos en buena medida por la incompetencia de los que entonces eran nuestros gobernantes, tanto civiles como militares, aunado al hecho de que en aquella época no existía un sentimiento nacional en México. Es decir, en términos prácticos nuestro país solo existía en el papel, pues en realidad lo que predominaba eran los regionalismos más obtusos, y por lo mismo un veracruzano no veía razones para dirigirse a Texas a pelear por conservar un territorio que ni siquiera conocía y mucho menos consideraba suyo. Triste, pero es cierto.
Así que olvídenlo, no los vamos a recuperar ni con la generosa ayuda de la poderosa Chechenia, por la simple y sencilla razón de que ellos ya no quieren ser nuestros.
Cualquier comentario estoy abierto al debate.
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