viernes, 24 de abril de 2015

ARMAS, GÉRMENES Y ACERO

El día de hoy quiero hacer una reseña de un excelente libro, publicado originalmente en 1997 y que le valió a su autor el premio Pulitzer. A raíz de eso se han hecho varias ediciones corregidas y aumentadas por el autor, lo que ha hecho esta obra todavía más valiosa.

Se trata de Armas, gérmenes y acero. con el sugerente subtítulo de Breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años, y el autor es el estadounidense Jared Diamond, quien es biólogo, fisiólogo evolucionista y biogeógrafo con doctorado por la Universidad de Cambridge.

El postulado del libro es un tanto ambicioso, pues trata de entender y explicar por qué unas sociedades evolucionaron más que otras. Por ejemplo, trata de explicar por qué Europa conquistó a América y no al revés, o por qué cuando los europeos llegaron a Oceanía se encontraron con pueblos que aun seguían viviendo en la Edad de Piedra, muchos de ellos como cazadores-recolectores.

Jared Diamond
Contrario a lo que se podría pensar, no se trata de un libro que busque argumentos para justificar las ideas racistas que postulan que esto se debió a la superioridad de los pueblos de origen europeo que, al ser más inteligentes, supieron aprovechar mejor su entorno, pues como dice el doctor Diamond, si los pueblos polinesios hubieran vivido en Europa y los europeos en Polinesia, las polinesios hubieran sido los conquistadores y los europeos los conquistados.

Entonces, ¿cuáles son las razones que hicieron evolucionar más a unos pueblos que otros? De acuerdo con Diamond, esto se debe a varias circunstancias que tienen que ver especialmente con la geografía pero también con la naturaleza.

La pregunta básica que se ha de responder es la siguiente: ¿por qué si la vida humana surgió en África y estuvo confinada a ese continente durante cientos de miles de años, no fueron ellos quienes, al contar con esa indudable ventaja de salida, los que más rápido evolucionaron y acabaron dominando al mundo?

Portada
El libro en cuestión

El continente euroasiático es el único cuya geografía es más ancha que larga, contrario a lo que sucede con América y África, lo que provocó que el primero tuviera una franja más ancha con clima parecido. Esto permitió que fuera más fácil transmitir los adelantos obtenidos por una civilización a las demás. En el caso de América, la estrecha franja que une el norte con el sur, situada en Centroamérica y más específicamente en Panamá, cubierta por una densa selva, impidió en gran medida el contacto entre las civilizaciones que surgieron a ambos lados, y así vemos como los incas no compartieron a la llama domesticada con los mesoamericanos que conocían la rueda pero no tenían animales de tiro. Lo mismo ocurrió en África al estar dividida por dos grandes desiertos, el Sahara y el Kalahari.

Además, Eurasia contó desde un principio con la mayor variedad de plantas y animales domesticables, como el perro, la oveja, la cabra, la vaca, el puerco, por mencionar algunos, mientras que en África y Oceanía contaron con menos especies para domesticar y en América, en el caso de los animales, tan sólo con la llama, la alpaca y la vicuña en el sur del continente, y un tipo de perro en Mesoamérica. Además, los americanos contaron también con un número reducido de plantas domesticables que, para colmo, no eran tan ricas en nutrientes como las que se domesticaron en el Viejo Mundo. Por eso es que la agricultura nació primero en el Oriente Medio (lo que ahora es Irak, básicamente), China y la India, de donde pasó a Egipto y después a Europa. En el caso de América, surgió primero en Mesoamérica y después en los Andes, pero eso ocurrió mucho tiempo después que en Eurasia y, como dije, contando con menos especies vegetales domesticables.

La importancia de la agricultura se manifiesta al observar que los pueblos agrícolas, al ser sedentarios y producir más comida, se reproducen más rápido y desarrollan más tecnología, lo que al final les permite acabar con los sus vecinos cazadores-recolectores que son menos numerosos, ya sea mediante su destrucción o su asimilación.

Por otro lado, la variada cantidad de animales domesticados en Eurasia permitió que el ser humano, al estar en contacto diario con ellos, desarrollara una resistencia genética a las enfermedades transmitidas por estos, lo que no ocurrió con los pobladores de América, y por eso, cuando los europeos cruzaron el Océano, las enfermedades que traían acabaron con la mayor parte de la población indígena del Nuevo Mundo y no al revés.

Y así continúa con explicando con argumentos sólidos esta diferencia entre las sociedades, haciendo a un lado, como ya dije, el racismo que promueve la superioridad de la raza blanca, dando a entender que ésta, simplemente, contó con buena suerte y supo aprovecharla, lo que habría ocurrido con cualquier otra raza del mundo en las mismas circunstancias.

Yo lo expliqué de una forma somera, tratando de ser lo más claro y sencillo posible, aunque si no fue así, les pido que me lo hagan saber para que platiquemos, o mejor aun, lean el libro, pues realmente vale la pena que esté en cualquier biblioteca.

La narración del autor es entretenida, aunque en ocasiones un poco repetitiva, además de que no usa citas al pie, lo que permite una lectura más ágil. El libro, en su momento, se convirtió en todo un bestseller, pero a pesar de los años transcurridos, las puestas al día del autor han permitido que sus postulados sigan vigentes.

También se puede ver un excelente documental basado en el libro y dirigido por el mismo autor en https://www.youtube.com/watch?v=d3mdVKfwchw, producido por la National Geographic Society.



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