miércoles, 29 de abril de 2015

LA REVOLUCIÓN DE LOS CLAVELES, UN CLARO EJEMPLO DE LO QUE NECESITAMOS EN MÉXICO

El día de hoy quiero hablarles de un acontecimiento que poca gente en México conoce, pero que ante la situación de deterioro político y social que vivimos, no deja de ser pertinente.

El 25 de abril de 1974 una revolución pacífica ponía fin a casi cincuenta años de dictadura en Portugal. Recibió el nombre de Revolución de los Claveles y su historia fue sorprendente, porque nadie podía creer que el régimen dictatorial, cruel y represivo, cayera tan fácilmente. El gobierno, conocido como Estado Novo, había sido a su vez fruto de una revolución que en 1926 llevó al poder a Antonio de Oliveira Salazar, quien gobernó el país con mano de hierro desde 1932 hasta 1968, en que fue destituido por problemas graves de salud y fue sustituido en el cargo por Marcelo Caetano, quien continuó con las mismas políticas represivas, no sólo en Portugal, sino también en las colonias que ese país aun conservaba en África: Mozambique, Angola, Guinea Bissau y Cabo Verde, donde el ejército portugués luchaba contra los independentistas quemando aldeas y masacrando a sus habitantes.

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Antonio de Oliveira Salazar
Todo comenzó el día anterior, el 24 de abril a las 22:55 horas de la noche, cuando João Paulo Diniz, conductor de radio en Emissores Asociados de Lisboa, puso una canción como parte de su programa, llamada "E depois do Adeus", que había representado a Portugal en la última edición del festival Eurovisión, donde había obtenido un glorioso último lugar. Esa era la señal convenida. Al escucharla, el mayor Otelo Saraiva de Carvalho se comunicó desde su despacho en el cuartel de La Pontinha en Lisboa con el capitán Fernando José Salgueiro Maia, quien estaba al mando de la Escola Prática de Cavalaria en Santarém, a cien kilómetros al norte de la capital. La orden fue preparar todo para avanzar hacia Lisboa en cuanto sonara la siguiente señal. A las 00:25 horas del 25 de abril de 1974, una nueva canción suena en la radio, en esta ocasión transmitida por todas las emisoras de Rádio Renascença, que tenía cobertura nacional. Se trataba de "Grândola, Vila Morena", de José "Zeca" Afonso. Éste había grabado el tema por primera vez en 1971, pero enseguida se incluyó en la lista de canciones prohibidas por el régimen junto a otras muchas, varias de ellas también compuestas por Afonso. Por eso se convirtió en símbolo de la ciudadanía y de la oposición al Gobierno. Y por eso se siguió cantando aunque fuese de forma clandestina y se utilizó como señal para el golpe.


Inmediatamente, Salgueiro Maia dio a su columna la orden de avanzar. Todos los implicados en el golpe eran oficiales jóvenes pertenecientes al MFA, el Movimento das Forças Armadas, y estaban cansados de la política represiva del gobierno, tanto en el país como en las colonias, pues muchos de ellos habían tenido que participar en las masacres cometidas en África. Maia era socialista y un convencido demócrata. Estaba harto de un gobierno corrupto basado en la policía política para mantener en silencio a sus ciudadanos, un gobierno fascista anquilosado, como el español de Franco, que la única forma que tenía de mantenerse en el poder era el terror. Portugal era un país con más del 30% de analfabetismo, un récord terrible para la Europa de aquel entonces, que gastaba más de la mitad de su presupuesto en la guerra colonial.

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A las tres de la mañana, oficiales pertenecientes a la MFA ya se habían apoderado de las principales estaciones de radio de la capital y desde ahí exhortaban a la población a permanecer en sus casas y pedían a la policía que permaneciera en sus cuarteles. Pero la gente también estaba harta del gobierno y poco a poco comenzó a perder el miedo y a salir a las calles, vitoreando a las tropas sublevadas y confraternizando con ellas.

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Marcelo Caetano, presidente de Portugal
Cuando el capitán Maia llega a Lisboa, el golpe es un éxito rotundo. Las guarniciones de Oporto, Faro y Braga ya se les han unido y habían tomado de forma pacífica aeropuertos, aeródromos y oficinas de gobierno. La marina de guerra y la aviación también se sumaron a ellos. En la capital, las fuerzas rebeldes ya tenían cercado el palacio de gobierno y, por fin, tras tensos momentos y algunos tiros aislados, el presidente Marcelo Caetano, quien se encontraba refugiado en un cuartel de la policía, aceptó rendirse a las cuatro de la tarde, pero exigió que ésta se la pidiera un oficial de alta graduación. Se llamó entonces al general Antonio de Spínola, uno de los pocos que apoyaban al movimiento, y Caetano se rindió ante él a las 5:45 de la tarde del 25 de abril de 1974. Esa misma noche, el expresidente y sus ministros volaron al exilio en Brasil. Los revolucionarios no querían venganza ni más derramamiento de sangre.


Celeste Caeiro, simpatizante clandestina del Partido Comunista Portugués, trabajaba en un restaurante en Lisboa. El 24 de abril, el dueño le había encargado que al día siguiente llegara muy temprano y trajera un gran ramo de claveles, pues celebrarían el primer aniversario del establecimiento repartiendo claveles a todos sus clientes. Cuando se dirigía al trabajo el 25 de abril, pudo observar el inusual movimiento de militares en las calles, pero sólo hasta que llegó a su lugar de trabajo el dueño le dijo lo que ocurría y le anunció que ese día iban a cerrar el local. Así que Celeste salió de nuevo a la calle con su enorme ramo de claveles. Se acercó a un grupo de jóvenes soldados que descansaban apoyados en sus tanques y les preguntó que ocurría. Éstos le dijeron que se dirigían a capturar al presidente Caetano. Uno de ellos le pidió un cigarro, pero como ella no fumaba, le ofreció lo único que tenía en esos momentos, un clavel que le puso en la boca de su fusil. Inmediatamente, los demás soldados le pidieron uno, pues les gustó el simbolismo de la flor sobre el fusil, que ya se había utilizado en los movimientos estudiantiles de 1968. Pronto más personas vieron lo ocurrido y se lanzaron a conseguir claveles para los soldados. Al poco tiempo, la mayoría de ellos ya portaban esta flor dentro del cañón de su fusil. Una estampa maravillosa.

Fotografía: Centro de Documentação 25 de Abril (CC).

La Revolución de los Claveles sólo tuvo cuatro muertos, y no fueron causados por los soldados, sino por los policías secretos, por la PIDE, la Polícia Internacional e de Defesa do Estado. Los soldados los sacan de sus cuarteles y se los llevan detenidos. La multitud quiere venganza, quiere linchar a los hombres que los han aterrorizado durante tantos años, que han desaparecido a sus hijos, a sus hijas, a sus padres, a sus amigos, que los han torturado sin misericordia y los han asesinado impunemente. Pero la actitud estoica de los militares los contiene y los detenidos llegan a salvo a las prisiones del ejército, donde muchos de ellos serán sometidos a juicio, aunque al final, como siempre ocurre, otros tantos serán reciclados y pasarán a formar parte del cuerpo de seguridad del nuevo gobierno.

Ese mismo día se liberó a los presos políticos de las cárceles portuguesas y se permitió el retorno de todos los exiliados, entre ellos el líder socialista Mario Soares y el líder comunista Álvaro Cunhal. Sin embargo, una vez que triunfó el movimiento, la situación se complicó y comenzó una lucha sorda entre los militares y los civiles por conservar el poder. Tras dos intentos fracasados de nuevos golpes de estado y de que el país estuviera al borde de la guerra civil, al final se impuso la cordura y en las elecciones de abril de 1975 los socialistas moderados obtuvieron la victoria y procedieron a desarmar a los militares más indisciplinados. Un año después, en 1976, se promulga una nueva Constitución democrática y Portugal entra de lleno a disfrutar de su nueva libertad.


El 25 de abril se convirtió en día de celebración nacional. Ese día había caído la dictadura más vieja de Europa y una de las más sanguinarias. Su vecino, el dictador español Francisco Franco, se puso a temblar ante la posibilidad de que en España cundiera el ejemplo portugués y endureció la represión. Sin embargo, los españoles tuvieron que esperar a que éste muriera el 20 de noviembre de 1975 víctima de diversas enfermedades.

Aquí les dejo un link para que escuchen esa maravillosa canción que dio origen al movimiento que derrocó a la dictadura portuguesa. Tan sólo me pregunto, ¿cuándo tendremos en México nuestra Revolución de los Claveles? ¿Cuándo nos desharemos de un gobierno corrupto y represor, de una clase política insensible y cínica, de unos partidos políticos que sólo representan sus intereses particulares? ¿Hasta cuándo aguantaremos los mexicanos? ¿hasta cuándo dejaremos atrás nuestras divisiones y nos uniremos para lograr el bien del país, el bien de todos? Sólo el tiempo nos dará la respuesta.



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