viernes, 10 de abril de 2015

EL CASTILLO DE BUNRATTY, UNA JOYA MEDIEVAL DE IRLANDA

Pocos lugares de Europa reflejan tan bien como Irlanda lo que fue el ambiente medieval, con sus castillos y sus torres diseminados por toda la verde geografía de la llamada Isla Esmeralda. No en balde sus castillos han sido escenarios de múltiples películas sobre tema medieval, y aunque muchos ya se encuentran en ruinas (lo que también les da un sabor muy especial) otros ha sido restaurados y nos permiten admirar su antigua grandeza.

Castillo de Bunratty

Uno de éstos últimos es el castillo de Bunratty, situado en Newmarket-on-Fergus, condado de Clare, muy cerca de las ciudades de Limerick y Shannon. Su nombre en irlandés es Caisleán Bhun Raithe que significa al fondo del río Ratty y fue construido en 1425, en las postrimerías de la Edad Media, en el más puro estilo normando, sobre los restos de un antiguo campamento vikingo del siglo X y de otra fortaleza erigida en el siglo XIII y posteriormente arrasada durante las guerras de clanes. Originalmente perteneció al clan Mac Namara, aunque poco después les fue arrebatado por el clan más poderoso de los O'Brien. En el siglo XVII sufrió muchos daños debido a las guerras contra Inglaterra (en el período de Oliverio Cromwell) hasta que fue abandonado en la primera mitad del siglo XVIII. Desde entonces, el deterioro fue constante, hasta que en 1954 fue adquirido por Lord Gort, quien lo restauró en su totalidad, convirtiéndolo en la atracción turística que podemos admirar hoy.

Bunratty Folk Park

El interior fue totalmente amueblado y decorado con objetos que van desde el siglo XIV hasta el siglo XVII, aunque obviamente ninguno perteneció originalmente al castillo. Nosotros dimos con esta joya de casualidad. Nos encontrábamos en la cercana ciudad de Ennis, donde habíamos pernoctado tras visitar los maravillosos acantilados de Moher y nos disponíamos a viajar hacia Dublín. Al salir del hotel, me encontré en la recepción un folleto del castillo y pude ver que no se encontraba lejos de ahí, así que sin pensarlo nos dirigimos a él. La experiencia valió la pena.

Escaleras de una de las torres


La mole del castillo se puede observar desde la carretera, pero hasta que uno no se acerca, no lo puede apreciar con claridad. Estacionamos el coche en un estacionamiento público cercano y caminamos hacia el castillo. Al llegar, nos dimos cuenta que, además de él, se podía visitar una especia de parque temático que se encuentra a sus pies, llamado Bunratty Folk Park, en el que se recrean casas del siglo XIX procedentes de diferentes regiones de Irlanda, entre las que se incluyen un molino, una herrería y varias granjas, así como todo un pequeño pueblo de la misma época que cuenta con pub, oficina de correos, diversas casas sobre una típica calle irlandesa, consultorio médico, escuela y una serie de lindezas más.
Adivinen, ¿dónde estoy?

Pero pasemos primero al interior del castillo. Tras cruzar las murallas, se accede a la plaza donde se encuentra el castillo en sí. Primero se entra, a nivel del suelo, al sótano del mismo, donde se pueden apreciar algunos de los elementos defensivos, como los agujeros que servían para derramar desde lo alto aceite hirviendo sobre los atacantes, dejándolos como fritangas de puesto callejero.¡Auch, eso ha de haber dolido!
Salón principal

Al salir de esta habitación de nuevo a la plaza, hay que subir unas escaleras de madera para acceder a las habitaciones principales del castillo. Es decir, la puerta principal no se encuentra a ras de suelo, y en caso de que los enemigos traspasaran las murallas, se retiraba la escalera y de esa forma se evitaba su ingreso al castillo. Claro que de todas formas fue tomado por asalto varias veces.
Salón de huéspedes

Una vez en el interior, se puede ver la sala de guardia, el lugar en el que los guardias del castillo comían y bebían. Pero lo mejor viene en el siguiente nivel, donde se puede admirar la fabulosa sala principal, con una altura de aproximadamente nueve metros y donde se celebraban los banquetes y el noble del castillo impartía justicia. De hecho, en el mero centro de la sala se encuentra un asador del tamaño suficiente para cocinar un buey entero, algo muy común en los banquetes de la época. Claro, en los banquetes de los nobles, pues en los de los pobres podían considerarse dichosos si lograban asar un conejo para toda la familia. En esa sala, según nos dijeron, se celebra toda las noches un banquete "medieval" para los turistas, que incluye música tradicional irlandesa en vivo, lo cual no deja de ser un anacronismo, pues es raro ver a un grupo de personas vestidas a la usanza medieval cantando canciones originadas en su mayor parte en el siglo XIX. Al banquete de esa noche no asistimos porque no nos invitaron y además, teníamos que llegar a Dublín.

El excusado del castillo.
¿Se imaginan en invierno?


Rodeando esta sala, pero en otro nivel, se encontraban las habitaciones privadas de los dueños del castillo, así como las habitaciones de los huéspedes. El castillo está rodeado por cuatro torres, una en cada esquina, donde se encuentran diversas habitaciones que servían como capilla, habitación del sacerdote, habitación del jefe de la guardia, cocina, alacena y cuarto de armas, todas ellas perfectamente amuebladas y a las que se accede por una serie de escaleras en las que, si uno se despista, es fácil perderse.

Y por supuesto, no hay castillo que se respete que no cuente con su propio calabozo para encerrar a los díscolos súbditos del noble en turno o simplemente a todos aquellos que le caían mal. Y desde luego que Bunratty lo tiene y se puede visitar en el fondo de una de las torres, bajando por una estrecha escalera.
El calabozo

El castillo es fabuloso, pero entre todo lo que vimos, hubo algo que me llamó mucho la atención. En una de las torres, al lado de una recámara de huéspedes, se podía observar el inicio de una escalera. ¿Y qué tiene eso de raro? dirán. Bueno, pues la escalera era tan estrecha que incluso un niño flaco se las vería en chino para subir. Y sin embargo, nos explicaron, esa escalera se usó en el castillo para acceder a lo alto de la torre cuando el castillo era atacado. Yo sabía que los hombres de la Edad Media eran más chaparros que los actuales, pero en cuanto a volumen en ocasiones no tenían nada que envidiarnos, por lo que no puedo imaginarme cómo le hacían para no quedarse atorados a mitad de esa escalera. En fin. A cada quien le llama la atención algo distinto.
Una de las habitaciones del castillo

Al salir del castillo se puede pasear por el pueblo que les comentaba al principio, copia fiel de uno del siglo XIX. Es realmente una delicia hacerlo y está tan bien puesto que no cuesta nada trasladarse a aquella época con la imaginación. Claro, los que no tengan mucha imaginación pues sí que se las verán difícil para hacerlo, pero eso es cosa de cada quién.

Por último, dentro de las atracciones del parque también se encuentran un grupo de ponis irlandeses y los perros más grandes del mundo, los Irish Wolfhound. Yo pensé que el Gran Danés era grande, pero cuando vi a estos perros, realmente me sobresalté. Lo bueno es que son extremadamente mansos y amables.
Irish Wolfhound

Saliendo del parque nos dirigimos en busca de algún buen restaurante para comer. He de decir que hay varias opciones, pero al final nosotros nos decidimos por el Durty Nelly's, justo enfrente del castillo, donde comimos realmente bien.

Si quieren saber más sobre este maravilloso lugar, les recomiendo que visiten la página www.shannonheritage.com/bunrattycastleandfolkpark/, donde podrán ver un buen video sobre el castillo y el parque.

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